Son unos corruptos, pero son mis corruptos, dirá Rajoy
Madrid
Todos estos años predicando la bondad de los recortes, la necesaria subida de impuestos a las clases medias –ojo, nunca a las altas, no nos confundamos-, jugando hasta la vergüenza con el recibo de la luz, y ahora resulta que José Manuel Soria, ex casi de todo en el PP, hurtaba unos dinerillos en impuestos a los españoles con sociedades en paraísos fiscales. ¡Qué bárbaros estos señores del PP!
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Tanto como el presidente Rajoy, que una y otra vez demuestra que le importa un ardite lo que piensa la sociedad, y sigue actuando como si no fuera consciente del hartazgo ciudadano ante los desmanes que no cesan. Lejos de exigir a su entonces ministro Soria una explicación pública e inmediata desde el primer momento en que se conocieron sus firmas en Panamá, mostrando la mano dura que se le exige, volvió, de nuevo, a justificar al amigo y mostrarse comprensivo, muy comprensivo, con Soria, lo mismo que siempre ha hecho con otros ministros que han tenido que salir por piernas, recuérdese a Ana Mato y los famosos e invisibles coches de lujo de su marido, con su tesorero de cabecera, sé fuerte, amigo Bárcenas, o con todos los pringados de la Gürtel o el PP de Valencia, ahora en demolición.
