Levantarse
Ayer noche, Rafael Azcona, me anunció que ya podía andar.
Madrid
Rafael Azcona comprobaba, antes de levantarse, si funcionaban sus piernas, sus brazos, sus ojos… Cuando ya ponía el pie en el suelo sentía que vivir era posible, porque podía desplazarse, mirar, sentir la felicidad del camino. Para él caminar era la esencia de la vida, porque le permitía pasear, encontrarse con otros, sentir el aire de la ciudad en la que vivía. No era una metáfora. Lo he sabido ahora muy de cerca. Esta mujer menuda y alegre había perdido la movilidad y también había perdido la alegría de levantarse y andar, como Azcona. Ayer noche me anunció que ya podía andar. En su voz se notaba que eso había cambiado su vida.