El efecto Formentera

Formentera

Si no hay sorpresas de última hora -que no parece- la temporada turística de este verano puede batir todos los récords. Es una gran noticia, sin duda, porque hablamos de un sector que a pesar de sus limitaciones y deficiencias –que las tiene- sigue generando más del diez por ciento de nuestro Producto interior bruto. Para entendernos, si ese motor no funcionara, y a pesar de que el empleo que genera suele ser de baja calificación,....sin el turismo la factura de la crisis habría sido mucho más elevada en términos de paro; y les recuerdo que ya estamos en el veintiuno por ciento de la población activa. Pero es precisamente por eso por lo que creo que hay que proteger al turismo de su peor amenaza: que es morir de éxito.

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Miren, hoy les hablamos desde un lugar muy simbólico para este debate: estamos en Formentera, una isla preciosa para quien no la conozca, mágica....con 20 kilómetros de playas de arena blanca, un paisaje de sabinas y acantilados que te acongoja, unos fondos marinos inenarrables, y con algo en al aire que no sabría definir pero te atrapa. Y como te atrape, estás perdido. Aquí viven unas once mil personas, esa cifra puede multiplicarse casi por cinco en verano....y supone un ejemplo de manual para el gran desafío turístico: que es el equilibrio. Equilibrio, sí, porque los beneficios de hoy no pueden hipotecar el mañana. Es decir, en Formentera o donde sea no vale cargarse el patrimonio natural, cultural o social para hacer caja. Eso aquí no ha pasado, pero ya ha ocurrido, por desgracia, con demasiada frecuencia, en demasiados lugares. Y no es el camino; el camino es un turismo sostenible, respetuoso, imaginativo y por cierto...que no fomente la división entre locales y foráneos, que esa es otra fuente de mal rollo muy peligrosa. Había una comedia de Paco Martínez Soria, allá por los años 60, que se tituló "El turismo es un gran invento". Medio siglo después, ese invento sigue funcionando pero hay que gestionarlo con cabeza o pasaremos de la comedia al drama, que ya sería lo último que nos faltaba.