Agradecidos al incumplimiento

Madrid

¿Mariano Rajoy ha incumplido repetidamente los límites de déficit impuestos por Bruselas porque le han salido mal las cuentas, porque nunca tuvo intención de cumplirlos, por mucho que jurara en Bruselas lo contrario, o porque sencillamente era completamente imposible cumplir con esas cifras y todo el mundo lo sabía, desde el propio Rajoy a la mismísima Comisión Europea?

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Algunos creen que todo fue desde el principio una pieza de teatro en la que los protagonistas aplican la tan conocida fórmula de “se acata pero no se cumple”. Es decir, no se discuten los principios, pero se aplican de manera muy relativa. Sea como sea, los españoles deberíamos estar muy contentos de esos incumplimientos, afirma el prestigioso economista belga Paul de Grauwe, porque gracias a ellos el crecimiento económico ha sido un poco mayor. La cuestión es si las cosas van a seguir igual, es decir, si en los años próximos España, Portugal y algún otro país van a poder seguir creciendo interpretando de manera relativa la partitura europea, siempre que formalmente la mantengan en el atril.

Es decir, ¿se trata exclusivamente de que el próximo gobierno español, lo presida quien lo presida, declare públicamente que acatará las reglas del Eurogrupo y que asienta juiciosamente con la cabeza cuando hablen los ministros alemanes, aunque luego no cumpla esas normas? ¿O Bruselas solo quiere consentir ese juego a Mariano Rajoy, porque para eso es un camarada que comparte ideología? La idea es tan burda, tan tosca y grosera que hasta puede ser verdad. Lo que no quiere decir que no sea una verdadera desvergüenza.