Un especialista de leyenda

Madrid

Yakima Canutt se convirtió en una leyenda en Hollywood cuando rodó esta escena de “La diligencia” la película de John Ford. Nadie antes había conseguido una proeza semejante en una escena de acción.

Yakima Cannutt fue el creador de la profesión de especialista tal y como la conocemos hoy en día y la persona que, con el paso de los años, más contribuyó a dignificarla. Inventó técnicas de caídas de caballo o para saltar desde altura, impuso el uso de cables y arneses y otros recursos que todavía hoy en día se utilizan. Su obsesión era la seguridad y se jactaba de que en sus tomas nadie había resultado herido nunca de gravedad.

Como muchos otros jinetes, Canutt había entrado en Hollywood de la mano de Tom Mix, el vaquero más famoso del cine mudo. Gracias a su habilidad con el caballo Canutt se hizo un hueco como actor de westerns e hizo tantas veces de indio que empezó a circular la leyenda de su origen piel roja. Pero no. Canutt se llamaba, en realidad, Enos Edward. Había nacido en Washington en una familia de origen escocés. La cosa iba bien para él como actor pero a finales de los 20, el cine se convirtió en sonoro. La garganta enferma de Canutt no pudo superar esa transición y por eso se dedicó desde entonces casi en exclusiva al doblaje de escenas de acción aunque también aparecía de vez brevemente como actor. En “Lo que el viento se llevó”, sin ir más lejos, era el desertor que entraba a robar en Tara.

Su mejor amigo en Hollywood fue John Wayne. Canutt enseñó al actor a cabalgar y Wayne reconoció en más de una ocasión que había copiado de él su legendaria forma de balancearse al caminar. El prestigio de Yakima Cannutt se disparó después de “La diligencia” y a partir de ahí su nombre figura en los títulos de crédito de toda película importante que tuviera caballos y escenas de acción.

Con el paso del tiempo, su cuerpo empezó a notar los dolores de viejos golpes y roturas y en los años 40 dejó las acrobacias para convertirse en coordinador de especialistas y más adelante en director de segunda unidad. En 1958, cuando tenía 63 años, el director William Wyler le hizo un importante encargo: rodar la carrera de cuadrigas de “Ben-Hur”. Durante semanas entrenó a Charlton Heston; planificó la colocación de las cámaras y meses antes empezó a seleccionar y a amaestrar a los caballos de las 8 cuadrigas. Había cuatro equipos de caballos, cada uno de ellos amaestrados específicamente para una pirueta.

Uno de esos grupos, por ejemplo, se preparó para la escena en la que la cuadriga de Ben-Hur salta por encima de otra destruida, mientras que otro vehículo choca contra ella. El que guiaba era el hijo de Yakima, Joe Cannutt, que hacía de doble de Charlton Heston en la película.

Yakima Canutt resumió en su vida la historia de Hollywood. Un pionero que recorrió el mismo camino que el cine, el aventurero que se convirtió en artista. En 1966 Hollywood se lo agradeció con un Oscar honorífico, premio que le entregó Charlton Heston. Yakima, humilde, dio las gracias en nombre de todos los especialistas ya que consideraba que el premio no era solo para él sino para todos ellos.

Para entonces Yákima Canutt ya había creado escuela. Se puede decir que todos los especialistas del cine descienden de él. Cannutt siguió trabajando hasta los años setenta. Murió el 24 de mayo de 1986. Toda una paradoja. El hombre que en la pantalla no había hecho más que morir en tiroteos y peleas, logró sobrevivir en la vida real hasta los 90 años.