Alimentando el monstruo
Las señales de una Europa irreconocible se multiplican. O peor que irreconocible, una Europa que se parece mucho a su peor versión
La opinión de Pepa Bueno: 'Alimentando el monstruo'
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Madrid
Cuando hoy se contabilice el voto por correo sabremos si la extrema derecha ha ganado las presidenciales en Austria. De momento gana por 3 puntos de diferencia. Si los electores del exterior no dan un vuelco, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, habrá un Jefe de Estado ultra en Europa. Además en las elecciones de ayer en Chipre, un partido hermano de los neonazis Amanecer Dorado griegos ha entrado en el Parlamento. Austria es un país pequeño, rico y parte esencial de la historia europea.
Las señales de una Europa irreconocible se multiplican. O peor que irreconocible, una Europa que se parece mucho a su peor versión. Una Europa que deja crecer los problemas, muchos y complejos, es verdad, pero crecen sin una respuesta que dé esperanza y voz a sus ciudadanos, y algunos acaban buscando la salida en una viejo monstruo conocido. En Austria quizás ya son mayoría o como mínimo son la mitad. Y en lista de espera está Francia con el Frente Nacional de Marine Le Pen.
Nada se va a arreglar de la noche a la mañana, ni en el mundo, ni en Europa, ni en España. El diagnóstico de nuestros males está hecho una y mil veces. La desigualdad crece, el Estado de Bienestar se resquebraja, el modelo económico muta, se extrema y los costes sólo se asumen de una parte. Y sirva de reflexión para los partidos de la izquierda europea que 9 de cada 10 obreros manuales austriacos votó ayer extrema derecha.
Así que para que el monstruo no acabe devorándonos sólo nos queda la política. No la política de las grandes palabras, ni la del enfrentamiento, eso es lo que buscan con cajas destempladas precisamente los ultras, nos queda la política real, la que mejora en lo concreto la vida de las personas. Aquí y ahora.