¿Era necesario meter a los niños en campaña?
Qué sentido tiene que los candidatos a presidirnos se enfrenten a ciudadanos que no pueden votar, en una lucha dialéctica desigual

Cadena SER

Madrid
Entre las novedades televisivas de esta campaña electoral destacan el debate a cuatro que será moderado por tres periodistas, a este paso lograremos la paridad, y el formato “26J: Quiero gobernar”, en el que varios niños preguntan a los principales candidatos con Ana Rosa de anfitriona. Alguna asociación de espectadores ha criticado el uso de menores, a mayor gloria del espectáculo, en una franja no infantil. Pero no creemos que entrevistar a un político sea peor que pelear en un concurso por ser una estrella de la canción o de los fogones.
La polémica es, qué sentido tiene que los candidatos a presidirnos se enfrenten a ciudadanos que no pueden votar, en una lucha dialéctica desigual por muy espabilados que sean los chavales. Si se trata de humanizar al personaje, podríamos meterlos en la casa de Gran Hermano, mandarlos a la isla de Supervivientes o gestionarles una cita en el programa de Sobera para medir compatibilidades ante posibles pactos. Pero el país, creo, tiene otras necesidades en este momento.
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