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Suiza rechaza, por amplia mayoría, la renta básica mensual

El país alpino votaba la propuesta de una paga mínima de 2.260 euros sin condiciones, propuesta por un grupo sin filiación política

EFE

Madrid

En Suiza, para cobrar hay que trabajar a cambio. A esa conclusión han llegado los ciudadanos helvéticos este domingo. Han rechazado, por amplia mayoría (un 78% según los primeros sondeos), la propuesta de cobrar una renta mínima de 2.500 francos al mes (2.2.60 euros) sin condiciones, tanto si uno dispone de empleo como si no.

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La sugerencia había sido lanzada por un grupo apolítico que pretendía "garantizar una vida digna para todos". Este grupo ha hecho un balance positivo de los resultados a su favor, un 22%, explicando que "los ciudadanos han empezado a reflexionar sobre esta idea que  habrá que poner en marcha tarde o temprano".

Desde el principio, el sueño dorado de cobrar sólo por existir parecía poco probable de hacerse realidad. Según las encuestas, el 71% de la población rechazaba la propuesta, que tenía a medio Parlamento en contra: Gobierno y la mayor parte de la oposición. A favor, sólo los Verdes y la extrema izquierda.

Tampoco los economistas veían con buenos ojos esta ocurrencia: el director del Centro Internacional de Estudios Monetarios y Bancarios de Ginebra, Charles Wyplosz, la calificaba de "pensamiento viejo y un poco marxista" y dijo que esto podría llevar a la población a "hacer menos". Por otro lado, los detractores argumentan que el Estado tendría que desembolsar unos 208.000 millones de francos suizos y encontrar una fuente de financiación adicional para 25.000 millones, "lo cual se traduciría en recortes drásticos o incrementos de los impuestos".

Además de los 2.500 euros mensuales para los adultos -con los cuales es muy difícil vivir-, la iniciativa sugería otorgar 625 euros a los menores. Para cumplir el objetivo, sus defensores sugerían eliminar las ayudas y los seguros médicos o crear un impuesto para las transacciones electrónicas.

LA VIDA EN UN PAÍS QUE TODO LO PREGUNTA

Desde que existe el actual sistema democrático, creado en 1948, Suiza ha celebrado más de 600 referéndos. Una media más que generosa en uno de los países más pequeños de Europa. La mayoría de las preguntas han ido por la rama económica y social, quizá porque cuatro de las ciudades más caras del mundo son suizas. Hagamos números: Un desayuno básico compuesto de café, zumo y galletas o bollo cuesta 12 francos suizos, 10 euros. La seguridad social y un seguro médico privado cuesta 150 francos (135 euros), aunque esto sólo significa que tenemos derecho a recibir atención sanitaria. Los ciudadanos helvéticos pagan todas las facturas hasta llegar a los 1.000 francos (900 euros). A partir de este tope, es el seguro el que se encarga. La mayoría de los suizos vive en una ciudad y trabaja en otra, así que su vida depende enteramente del transporte y las comidas en bares y restaurantes. Un billete de ida y vuelta de autobús cuesta 3,60 euros y el abono anual de transportes, 2.000. Un sencillo menú de botella de agua más plato de pasta sube a los 16 euros al día. Comer un menú básico en el McDonalds está en los 12 y sólo un kebab, ocho. En el plano del ocio, una cerveza normal cuesta siete euros y un cocktail sin añadidos (Coca-Cola, etc.) servido en vaso pequeño, 13. El cine cuesta 14 euros y en el gimnasio, los suizos se dejan unos 63 euros al mes. El alquiler de una vivienda de unos 60 m2 sin amueblar oscila entre los 1.000 y los 1.200 euros, a los que hay que añadir el acceso a la lavadora comunitaria, televisión, etc. Y si además tenemos una pareja que no trabaja, deberemos costear un 4,5% de su desempleo, además de lo que paga el propio parado.

 
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