Steve McQueen: estrella del cine y de la velocidad

Madrid

El público le adoraba. Los directores también, porque su nombre era siempre garantía de una buena interpretación. Pero Steve McQueen era también un inconformista. Tuvo una infancia dura, con un padrastro que le daba palizas brutales y varios años en un reformatorio. Con 18 años se alistó en los marines. Tras licenciarse, se instaló en Nueva York. Un día decidió apuntarse a clases de interpretación. Para su sorpresa resultó ser un excelente actor.

Gracias a la recomendación de su profesor entró a formar parte del Actor’s Studio. Consiguió papeles en obras de teatro y en 1956 se presentó a un casting organizado por el director Robert Wise para su película "Marcado por el odio". 

En 1959 el director John Sturges se fijó en él. Pensaba que su arrogancia natural podía ser muy cinematográfica y le tomó bajo su protección. Con él rodaría tres películas que lanzaron definitivamente su carrera: "Cuando hierve la sangre", "Los siete magníficos" y sobre todo "La gran evasión".

A partir de entonces los éxitos llegarían uno tras otro: "Amores con un extraño", "El rey del juego", "El Yant-se en llamas", por la que fue nominado al Oscar. En diez años McQueen había pasado de un quinto piso sin ascensor en Nueva York a una mansión de lujo en California. Pero no se conformaba. Para un chico que venía de lo más bajo, nada era suficiente. Quería ser el mejor.

Uno de sus mayores éxitos fue "Bullit", la película que impuso la moda de las persecuciones de coches que todo el mundo adoptaría a partir de entonces. A veces se corría a 160 kilómetros por hora por las calles y era la primera vez que se rodaba a velocidad real.

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McQueen conducía él mismo en la mayoría de las escenas ya que los coches y las motos eran su gran pasión. Solía participar en todo tipo de carreras en las que llegó a alcanzar un nivel de auténtico profesional. Sobre esa faceta suya se rodó un documental a finales de los años 60 titulado "Cualquier domingo".

Le gustaban tanto los motores que invirtió buena parte de su fortuna en la película sobre "Las 24 Horas de Le Mans" que él mismo protagonizó. Steve McQueen pensaba que aquella sería su obra magna, pero resultó ser el mayor fracaso de su carrera.

A finales de los años 60 McQueen se divorció de su primera esposa y se lanzó a dos nuevas pasiones. La marihuana y el kárate. Durante el rodaje de "La huida" conoció a la que acabaría siendo su siguiente compañera, la actriz Ali McGraw. El flechazo entre los dos fue instantáneo yse casaron al terminar el rodaje pero su matrimonio resultó un infierno a causa de sus mutuos problemas con las drogas y el alcohol.

Pero mientras su matrimonio hacía aguas su carrera iba viento en popa. Con "Papillón" consiguió convertirse en el actor mejor pagado de la historia hasta entonces. Tan sólo Paul Newman se acercaba a su cotización por entonces. Ambos coincidieron en "El coloso en llamas". Superar a Paul Newman siempre había sido una obsesión personal para Steve McQueen desde su debut en "Marcado por el odio". Ambos actores exigieron cobrar el mismo salario y cuando Steve leyó el guion y se dio cuenta de que Newman tenía una docena más de líneas de diálogo, hizo reescribirlo para igualar sus intervenciones.

Con "El coloso en llamas" Steve McQueen decidió que había llegado a la cima de su carrera. Ya no tenía nada por lo que luchar y a partir de entonces perdió el interés por el cine. Se alejó de Hollywood y se escondió en el anonimato. Empezó a dejarse el pelo largo y engordó muchos kilos. Volvería al cine cuatro años más tarde para rodar un par de películas que pasaron desapercibidas. Pero al actor ya no le importaba. Había empezado una nueva guerra personal. La lucha contra el cáncer, enfermedad que contrajo por el polvo de amianto que durante años había inhalado en las carreras de coches y motos.

Esta vez su fuerza de voluntad y su inconformismo no fueron suficientes. El siete de noviembre de 1980 Steve McQueen perdía su batalla final a los 50 años de edad. Sus cenizas se esparcieron en el océano Atlántico. Ahora gracias a este documental, “El hombre y Le Mans” podemos recordarle.