No hay razones para dudar de la Selección
Ese gol de Piqué ayer cuando el partido finalizaba fue un beso a la sombra a la hora de la siesta. Limpió muchas telarañas y borró sombras políticas interesadas e intoxicadas

Madrid
Esa primera victoria de la Selección ayer tiene un valor descomunal porque ahuyenta los malos farios de los pesimistas agazapados en “ya lo sabía yo”, siembra de ilusión a todo el país, que vive entre la zozobra y el vaivén de las elecciones, después de ese debate tabernario de anoche.


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Ese gol de Piqué ayer cuando el partido finalizaba fue un beso a la sombra a la hora de la siesta. Limpió muchas telarañas y borró sombras políticas interesadas e intoxicadas cuando Piqué fue a buscar a su hijo a la grada y lo mostró vestido con la roja de la Selección.
Además, la Selección jugó muy bien, al menos a mí me lo pareció, que a lo mejor soy de los gustos menos refinados y exigentes. El portero, De Gea, con todo lo que le ha caído encima, estuvo sobriamente fabuloso: dos paradones en dos únicas ocasiones de los checos. La defensa siempre me dio seguridad. El centro del campo con Iniesta dando otra lección magistral de fútbol me entusiasmó. Y arriba, Nolito frotaba de vez en cuando la lámpara y salía el genio. Y el ratito de Aduriz también me gustó mucho.
Fue el primer partido y empezó bien. No hay razones para dudar que pueda acabar mejor.




