Yugular
Fue una reacción de mala voluntad que dio vergüenza ajena, pero mostró sobre todo las ganas de hallar en fallo al contrario para tirarse a su yugular

Madrid
Cada vez que veo asomar el insulto en la política recomiendo leer el libro de Paul Preston El holocausto español, que describe el clima de crispación creado en torno a 1936. Este último fin de semana le faltó tiempo a los que disparan rápido en Twitter para burlarse del gesto de uno de los candidatos que aparentemente se limpiaba las manos después de saludar a un niño inmigrante. Fue una reacción de mala voluntad que dio vergüenza ajena, pero mostró sobre todo las ganas de hallar en fallo al contrario para tirarse a su yugular. Me dio pena que aquel clima descrito por Preston siga en este país duro, burlón y triste.




