Sucedió Una NocheSucedió Una Noche
ENCICLOPEDIA CURIOSA DEL CINE

Cuando Custer se topó con Caballo Loco

Los días 25 y 26 de junio se cumplieron 140 años de Little Big Horn, una de las batallas más famosas de la historia de Estados Unidos reflejada en el cine numerosas veces.

Siegel Cooper & Co

Situado dentro de la actual reserva de los indios Crow, en el estado de Montana, se haya el Monumento Nacional de Little Big Horn, un lugar de amplias praderas cercano al parque nacional de Yellowstone. Por el precio de ocho dólares los visitantes realizan un recorrido a pie o en furgoneta en el que los guías indios les van explicando paso a paso como se desarrolló una de las batallas más famosas de la historia americana. Hay también un museo y un monumento en memoria de los caídos del Séptimo de Caballería, cuyas tumbas rodean el lugar. Es un sitio tranquilo, donde se respira paz y quietud. Nada que ver con lo que el visitante vería si pudiera coger una máquina del tiempo y retroceder 140 años, situándose en el mes de junio de 1876.

Sucedió una Noche (26/6/2016): 140 años de Little Big Horn

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El visitante vería entonces a un hombre alto vestido con chaqueta de flecos y un sombrero blanco que ocultaba una larga melena rubia. Un hombre al que los indios conocían por el nombre de Hi Estzie. George Armstrong Custer alcanzó la fama gracias a su valor durante la guerra civil, lo que le llevó a convertirse en general con tan sólo 23 años.

Después, al frente del Séptimo de Caballería, dirigió varias expediciones punitivas contra los indios rebeldes. Una de las más crueles fue la llamada masacre del río Washita donde el batallón de Custer arrasó un poblado indio lleno de mujeres, ancianos y niños indefensos. Por éste y otros episodios parecidos Custer fue sometido a varias cortes marciales y suspendido un año del servicio pero también es cierto que bajo su mando el Séptimo de Caballería se convirtió en un regimiento mítico, admirado en toda la nación.

Para entender lo ocurrido en Little Big Horn hay que remontarse varios años antes. En 1868 el presidente Grant había decidido poner fin a las guerras contra los sioux firmando con el jefe Nube Roja el tratado de Laramie, por el cual los indios renunciaban a buena parte de sus territorios pero se les respetaban otros, entre ellos las llamadas Colinas Negras donde los indios creían que habitaban los espíritus de sus antepasados. El problema surgió tiempo después cuando empezaron a correr rumores de la existencia de oro en las Colinas Negras. El gobierno intentó entonces comprar a los indios el territorio pero éstos se negaron. Animados por la prensa y los políticos, un gran número de colonos empezó a instalarse en la zona al tiempo que el gobierno, incumpliendo el tratado de Laramie, ordenó a los indios que abandonaran las Colinas Negras. Los sioux y los cheyennes, dirigidos por los jefes Toro Sentado y Caballo Loco, no aceptaron la orden y lanzaron algunos ataques contra los colonos.

El ejército decidió entonces organizar una campaña militar contra ellos. Los generales habían diseñado una estrategia consistente en la formación de tres columnas que marcharían en maniobra envolvente desde diferentes puntos, para converger las tres cerca del río Little Big Horn, donde se habían agrupado las tribus hostiles. Con lo que no contaban era con que el número de indios en pie de guerra era mucho mayor del que suponían. Junto a Little Big Horn se había formado el mayor campamento indio jamás levantado en la historia. En él aguardaban cerca de diez mil guerreros pertenecientes a diferentes tribus que habían abandonado sus reservas para ayudar a los sioux y a los cheyennes.

El día 17 de junio la primera columna que mandaba el general Crook sufrió una derrota ante el ataque de unos mil indios y su avance quedó interrumpido. Mientras, ignorantes de lo sucedido, las otras dos columnas continuaban su marcha siguiendo el plan previsto. En la mañana del domingo día 25 de junio las tropas de Custer divisaron el asentamiento de los indios. Las órdenes que tenía el general eran las de esperar a que llegaran el resto de las tropas, pero éste, tras dividir a sus 600 hombres en tres batallones, decidió atacar el campamento por su cuenta y riesgo. Mientras dos de sus capitanes intentaban rodear el poblado, Custer, al mando de unos 200 hombres, se lanzó directamente sobre él. Pronto se dio cuenta de que había subestimado a los indios. Estos le superaban en una proporción de 20 a uno por lo que dio la orden de replegarse.

No les dio tiempo a huir muy lejos. En pocos minutos los soldados fueron rodeados por miles de indios encabezados por el temible Caballo Loco y una lluvia de balas y flechas cayó sobre ellos. Situados en círculo y apenas parapetados por sus propios caballos muertos, los hombres de Custer fueron cayendo uno tras otro. Al amanecer del día siguiente los cadáveres de 265 soldados yacían en el campo de batalla. Los indios, siguiendo sus tradiciones, les habían mutilado y arrancado sus cabelleras. Tan sólo el cuerpo de Custer fue respetado en atención a los tiempos en los que fue admirado como enemigo pero sus oídos fueron perforados con puntas de flecha para que aprendiera a escuchar mejor en la otra vida, ya que en ésta había desoído las amenazas del pueblo indio.

A lo largo de la historia se han hecho todo tipo de estudios y conjeturas de cómo Caballo Loco y sus indios vencieron a Custer. Se han publicado libros con las más diversas teorías pero quizá haya sido el cine el medio que más ha popularizado lo que sucedió en Little Big Horn. La batalla aparece, ya sea como episodio central o como referencia, en numerosas películas. Títulos como “Murieron con las botas puestas”, “Pequeño gran hombre”, “Fort Apache”, “La gran matanza sioux” o “Winchester 73”. Algunas nos presentan a Custer como un héroe. Otras en cambio son más críticas y se acercan más a la verdad además de explicar las causas de su derrota.

Las ambiciones políticas de Custer de llegar a ser presidente de la nación eran de todos conocidas y a ellas y a su deseo de gloria personal hay que achacar los diversos errores que cometió. Empezando por no cumplir las órdenes del general Terry de esperar a la columna principal antes de atacar. Custer renunció también incomprensiblemente a llevar una batería de ametralladoras que le fue ofrecida y lo que es más extraño, no hizo caso a sus exploradores cuando éstos le advirtieron del gran número de indios que les esperaban. También cometió el error táctico de dividir sus tropas cuando lo más lógico era mantenerlas unidas. La insensatez de Custer, en definitiva, permitió a los indios lograr una gran victoria sobre los casacas azules; una victoria que, sin embargo, fue el principio del fin para ellos. A partir de la derrota de Custer el ejército norteamericano se lanzó a una imparable persecución de los guerreros indios. Apenas cinco años después todas las tribus rebeldes habían sido aniquiladas o confinadas en reservas.

En la actualidad el Monumento Nacional de Little Big Horn es una de las grandes atracciones turísticas del estado de Montana y cada año recibe decenas de miles de visitantes. Durante mucho tiempo tan solo hubo una columna que recordaba a los caídos del Séptimo de Caballería. Hace 15 años, sin embargo, se levantó un nuevo memorial que sirve de homenaje a los guerreros indios que también murieron en aquella batalla. Y es que tuvieron que pasar más de 125 años para que los estadounidenses aceptaran que los héroes de aquel episodio no solo vestían de azul, sino que hubo otros que también cayeron con honor, y éstos no buscaban ni el oro ni la gloria, tan solo defender sus tierras y su cultura.

Antonio Martínez

Antonio Martínez

Lleva más de 30 años en la SER hablando de cine y de música. Primero en 'El cine de Lo que yo te diga',...

 
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