Cuchillos
El sucesor de Cameron deberá gobernar para consumar una salida desastrosa o ganar tiempo, calmar los ánimos y al final, quién sabe, renunciar al 'brexit'
NaN:NaN:NaN
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/001RD010000004194308/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
En política, cuando el resultado no se corresponde con las expectativas, los cuchillos salen a pasear. Es sintomático ver que después de la victoria del brexit en el Reino Unido hayan aparecido por todos lados.
Se puede decir que, excepto Nigel Farage, líder del xenófobo UKIP, nadie esperaba lo sucedido. Cameron no esperaba que el brexit se convirtiera en un voto de protesta a sus políticas un año después de haber sido reelegido por goleada.
La repentina dimisión de Boris Johnson, traicionado por su compañero de campaña Michael Gove, apunta a que su posicionamiento sigue siendo más táctico que ideológico. Apartarse para volver más adelante, quizá por aclamación. Porque quien se instale en Downing Street no lo va a tener fácil.
Los expertos advierten que el proceso de salida puede ser incluso más complejo que el de entrada. Además, el resto de socios van a complicarlo aún más con sus propias cuchilladas. Un ejemplo, Luxemburgo ya ha desempolvado un acuerdo europeo de 1965 para reclamar la Autoridad Bancaria Europea que ahora reside en Londres frente a Fráncfort, París y Ámsterdam que aspiran a quedarse con una porción de la City.
En definitiva, el sucesor de Cameron deberá gobernar para consumar una salida desastrosa o ganar tiempo, calmar los ánimos y al final, quién sabe, renunciar al brexit. El pragmatismo es también muy británico.