Michael Kiwanuka y la larga búsqueda del disco perfecto
El joven músico inglés se corona como una de las sensaciones del año tras la edición del espléndido 'Love and Hate', su segundo álbum de estudio
Tras debutar en 2012 con un disco próximo al soul más clásico, Michael Kiwanuka ha pasado cuatro años dándole vueltas a una idea, a un nuevo sonido. Cuatro años intensos buscando hacer algo diferente, un puñado de canciones especiales. Ha sido un largo viaje para los 10 cortes que forman 'Love and Hate', el segundo álbum de este joven británico de origen ugandés.
Kiwanuka tenía una visión y para plasmar esas ideas llamó a Danger Mouse, productor curtido en este tipo de batallas al que con anterioridad habían acudido U2, Adele o The Black Keys. Una suerte del señor Lobo de Pulp Fiction al que llaman los músicos que necesitan cambiar su sonido o ayuda para plasmar ideas que solo tienen sentido en su cabeza. El resultado de este encuentro es uno de los discos más sorprendentes de la década. Un álbum que escapa del soul por una carretera con muchas salidas y cambios de paisaje en la que las etiquetas dejan de tener sentido.
Kiwanuka ha dado un salto mortal a una música mucho más impactante, a unas canciones mucho más complejas y arriesgadas y el reto ha salido muy bien. Abre el disco 'Cold little Heart', un tema de diez minutos en los que no se escucha la voz de Kiwanuka hasta el sexto y que remite a los efectos de Pink Floyd y al impacto que dejaban sus canciones cuando acababan. Una canción inmensa a la que sigue otra joya perfecta, el reivindicativo 'Black man in a white world'. Una genial forma de empezar un disco demoledor en el que cada canción merece la pena y cobra sentido junto a sus compañeras de viaje. Kiwanuka se aleja de Sam Cooke u Otis Redding para hacer un disco actual, contundente y evocador. De esos álbumes que se deben escuchar enteros y en orden y que se disfrutan más en soledad y a oscuras.
El nuevo álbum del joven guitarrista británico se ha hecho esperar cuatro años y varios retrasos en la fecha de lanzamiento, aunque algunas de las canciones han ido haciendo kilómetros por internet disparando las expectativas de un disco que se ha ganado la máxima calificación en medios tan poco dados al halago gratuito como Uncut. Con el disco listo para ver la luz, 'Love and Hate' ya es uno de los trabajos más interesantes de este año y quizá de la década. Aquella etiqueta de niño promesa del soul británico que se ganó en 2012 se ha quedado corta. La espera ha merecido la pena sin duda porque Kiwanuka, que todavía no ha cumplido los 30, ha demostrado que es algo mucho más grande que eso, que una promesa y que un músico de soul. Su nueva entrega le corona como uno de los músicos más interesantes del Reino Unido. Su viaje, como el de sus padres escapando de la guerra en Uganda, no ha sido sencillo y este chico que aspiraba a escribir canciones para otros y que se contentaba con ser un músico de estudio ha encontrado otro destino. Está llamado a ser una estrella, quizá no de las que brillan y salen en las portadas de las revistas, pero sí de las que cuando te ponen sus canciones delante le acabas haciendo reverencias.