La riada que arrasó el cámping de Las Nieves

Cuando las nubes cubrieron Biescas aquel miércoles por la tarde, nadie imaginó lo que sucedería en cuestión de minutos. Una tormenta mayúscula dejó en apenas una hora 160 milímetros de agua por metro cuadrado. Troncos y piedras se fueron acumulando en la cabecera del barranco de Arás hasta formar una pared de 10 metros que se derrumbó por la fuerza del agua, y la riada arrasó la zona. Coches, caravanas, farolas arrancadas de cuajo... Todo ello era arrastrado por la corriente, lo que hacía aún más devastadora y peligrosa la fuerza del caudal.

Situado sobre un cono de deyección, una barrera natural en los ríos, el camping Las Nieves desapareció bajo el agua. La riada tan sólo duro unos minutos, pero barrió con todo lo que encontraba a su paso. Algunos salvaron la vida agarrados a aquello que pudieron, y aguantaron horas hasta que fueron rescatados. Pero otros muchos no tuvieron tanta suerte. Los desaparecidos se contaban por decenas, y en los peores casos, familias prácticamente enteras fueron engullidas por el agua.

Los equipos de rescate trabajaron a destajo, centrados en el cauce del río Gallego. Pero de aquellos días se recuerda especialmente la admirable actuación de los vecinos, que acogieron a las víctimas en sus hogares, colaboraron en las tareas de salvamento y evitaron el colapso de un dispositivo desbordado por las circunstancias.

El balance final fue desolador: 87 personas perdieron la vida. El desastre fue tal que incluso uno de los cuerpos no fue rescatado hasta 11 meses después de la tragedia. La inundación del camping de Las Nieves se convirtió en una de las peores catástrofes naturales en España.