Danger Mouse, el hombre detrás del éxito
El joven productor estadounidense es el responsable del éxito de los Black Keys
En apenas una década de carrera ha grabado a U2, Adele, Damon Albarn o Norah Jones
Danger Mouse es productor de ‘Crazy’ y ‘Lonely boy’, dos de los mayores éxitos de este siglo
Brian Burton (1977) tardó muchos años en encontrar su lugar en el mundo. Primero fue un niño negro en un barrio judío en el que se sentía extraño y años más tarde, un adolescente con gustos rockeros en un colegio de chicos afroamericanos amantes del hip-hop. Nunca terminó de encajar. Tampoco lo haría cuando dejó Estados Unidos y se instaló en Londres, donde fue camarero en un pub oscuro repleto de alcohólicos. Tampoco hizo amigos y acabó refugiándose en la música, poniendo la primera piedra de su intenso viaje.
Durante la mayor parte de su vida, Burton se sintió perdido, sentía que no terminaba de encajar en ningún entorno. Se enganchó al rock de niño y al hip-hop de adolescente, pero esos dos mundos estaban separados por una distancia enorme hasta que en 2004, Burton se encerró en su habitación y juntó ambos mundos. Cogió la música del ‘White Album’ de los Beatles y lo mezcló con las letras del ‘Black Album’ de Jaz-Z. La mezcla resultante fue el ‘Grey Album’ de Danger Mouse, el nombre artístico con el que es conocido este productor que desde entonces ha trabajado con Adele, U2, The Black Keys o Red Hot Chili Peppers. Burton compartió con sus amigos su trabajo y éste acabó en Internet, donde se convirtió en un éxito, uno tan grande que EMI, propietaria entonces de los derechos de los Beatles, demandó al joven. Pero aquella remezcla supuso también un giro vital para Burton. Damon Albarn, cantante de Blur, escuchó aquel experimento y le ofreció ser el productor del segundo álbum de Gorillaz, la nueva banda que estaba creando.
Su colaboración con Albarn le abrió las puertas del mundo de la música y le llevó a los Grammy con una nominación a Mejor Productor. Además, el cantante británico -que grababa con EMI- se encargó de que la demanda por la utilización de la música de los Beatles no prosperase. Aquel fue el punto de partida de la carrera de un joven productor que ya cuenta con cinco premios Grammy y que ha firmado algunas de las canciones más exitosas de este siglo.
Tras trabajar con Albarn, Burton comenzó un nuevo proyecto musical junto a CeeLo Green. Ambos formaron en 2006 el dúo Gnarls Barkley y ese mismo año asaltaron la banca con la edición de ‘Street Elsewhere’, un disco de soul que incluía ‘Crazy’, un tema que fue para la revista Rolling Stone la canción de aquella década. Green y Burton giraron por medio mundo y volvieron al estudio en 2008, aunque igualar el éxito de su primer trabajo resultó imposible. Ya asentando como productor, músico y compositor, Burton siguió avanzando en la música con buena letra y paso firme. En 2007 volvió a trabajar con Damon Albarn en ‘The Good, the Bad and the Queen’, un disco en el que también participaban el batería nigeriano Tony Allen, Paul Simonon (The Clash) y Simon Tong (The Verve). Un álbum que llegó al número 2 en Reino Unido y que mostró la capacidad de Danger Mouse para cambiar de estilo sin perder la esencia de su trabajo.
Tras su colaboración con Albarn, Burton comenzó una racha triunfal que le llevó a empezar una nueva relación con los Black Keys, con quienes trabajó en ‘Attack and release’, el quinto álbum del dúo de Ohio y el primero con el que salieron del underground. Su relación con la banda seguiría en los siguientes años. En 2010 colaboró con ellos en ‘Brothers’, el disco que supuso el gran salto de los chicos de Akron. En aquel álbum, Burton solo se encargó de la producción de un tema, del mejor. ‘Tighten Up’ lleva la firma de Danger Mouse y fue el primer sencillo de los Black Keys en entrar en las listas de éxito, además de llevarse el Grammy a Mejor Canción de Rock. El éxito de aquel sencillo supuso que la banda apostase de nuevo por Burton para la producción del siguiente trabajo del grupo. En 2011 los tres músicos se encerraron en el estudio Easy Eye Sound de Nashville y salieron de allí con ‘El Camino’, el mejor trabajo de la banda y con ‘Lonely boy’, la canción que convirtió a los Black Keys en una banda de éxito internacional con nuevo Grammy incluido.
Entre las grabaciones con los Black Keys, Burton fue adentrándose en distintos proyectos, en 2008 trabajó con Beck en ‘Modern Guilt’, grabó a su amiga Martina Topley Bird y formó un nuevo proyecto musical llamado Broken Bells. Además se dedicó a coleccionar premios y reconocimientos. Ese mismo año la Rolling Stone lo eligió mejor productor del año, algo que en 2009 Paste Magazine llevó más lejos, lo votó como mejor productor de la década y Esquirre lo incluyó en la lista de personajes más influyentes del siglo XXI.
En apenas cinco años, Burton había pasado de ser un chico perdido que no sabía qué hacer con su vida a uno de los productores más cotizados y valorados del mundo. El último lustro ha terminado de asentarle en la industria. El inmenso éxito de los Black Keys le catapultó en 2011, pero Burton siguió a lo suyo. En 2010 grabó junto a Sparklehorse un curioso álbum titulado ‘Dark night of the soul’, un disco en el que colaboraban Cat Power, Iggy Pop, el cantante de los Strokes o el de los Pixies. Un disco oscuro y peculiar que recibió críticas diversas, pero que mostraba que Burton era un músico y un productor abierto a proyectos bien diferentes, como el que en 2011 le unió al italiano Daniele Luppi en ‘Rome’, otro sorprendente disco inspirado en los spaghetti westerns en el que Jack White (White Stripes) y Norah Jones ponían las voces. La buena relación con Jones le llevó a producir y a componer en 2012 ‘Little Broken Hearts’, un disco diferente en el que Norah Jones canta al amor y al desamor con un sonido muy diferente al de sus inicios musicales.
En 2014 Burton trabajó por primera vez con U2 en ‘Songs of Innocence’ y de nuevo con los Black Keys en ‘Turn blue’. Pero le quedaba lo mejor. En 2015, uno de los años más tranquilos de su agitada trayectoria, Burton recibió una llamada especial. Adele volvía al estudio y quería contar con él. No para ser el productor de ‘25’, su tercer trabajo, pero sí para que escribiese y produjese uno de los temas de aquel disco, ‘River Lea’. Adele quedó encantada con el resultado. “Espero trabajar con él en el futuro, es tan fácil sentarse y hablar con él que a veces nos olvidábamos que estábamos haciendo una canción”, señaló la cantante británica. Ese mismo año, Burton cumplió otro de sus sueños, Columbia le pedía que crease su propio sello discográfico, 30th Century Records, donde diese salida a sus descubrimientos musicales, un proyecto que se presentó con un álbum recopilatorio con las bandas que había fichado.
Aunque a día de hoy Danger Mouse no tiene nada que demostrar, en 2016 ha vuelto a sacar todo su talento acompañando al estudio a Michael Kiwanuka. El músico británico había debutado en 2012 con ‘Home again’, un disco de soul clásico que llamó la atención de la crítica. Pero había muchas expectativas con el joven Kiwanuka, un enorme talento del que se esperaba mucho. Han pasado cuatro años desde aquel disco y la presión empezaba a hacerse insoportable. Quizá por ello llamaron a Burton, para ver qué era capaz de hacer con Kiwanuka. El resultado ha sido ‘Love and hate’, uno de los mejores discos del año y uno de los más sorprendentes de la década. Un trabajo con el que Kiwanuka avanza dejando atrás el soul hacia un sonido más impactante, más profundo. Una muestra de lo que Danger Mouse puede hacer.
La breve carrera de Danger Mouse, apenas lleva una década en la primera línea, le ha valido para recibir comparaciones con productores históricos como Phil Spector o Brian Eno, también para ganar mucho dinero, pero sobre todo para encontrarse a sí mismo. Para juntar los mundos de su vida, su pasión por el rock y el pop con su amor por el hip hop y los sonidos más actuales.