Fassbender y Vikander, romance fallido
La pareja no convence con 'The lights between oceans' un dramón delirante de Dereck Cianfrance; y Wim Wenders ha aburrido con su nueva película en 3D
Venecia
Mucha expectación y al final, fiasco. Por fin se ha visto la primera película protagonizada por una las parejas de moda en Hollywood, el actor Michael Fassbender y la sueca Alicia Vikander, que han presentado en Venecia The light between oceans, de Derek Cianfrance, director de Blue Valentine y The Place Beyond the Pines.
La cinta es un dramón basado en la novela de M. L. Stedman que se vuelve delirante en su desarrollo. Vikander y Fassbender son una pareja sin química alguna -dentro de la pantalla- atrapados en un faro australiano al que lleva una barca con un cadáver y un bebé, al que se quedan ilegalmente. Y a partir de aquí todo lo inverosímil que pueda ocurrir, ocurre con la mayor desfachatez y con un trabajo flojo de ambos intérpretes, lo que no suele ser habitual en ninguno de los casos.
En la rueda de prensa de Venecia han defendido con correción y sin pasión su trabajo. El momento más auténtico ha sido cuando una periodista ha pedido a Fassbender que la mirara a los ojos y le ha declarado su amor. A pesar de que la prensa estaba más por la juerga que por la seriedad, Fassbender ha tenido un momento tan intenso como increible: comparar la llegada del bebé con la crisis de los refugiados actual.
Por sorprendente que parezca, más realista que la cinta de Cianfrance, ha sido un thriller sobre alienígenas dirigido por Denis Villeneuve. El canadiense, director de Sicario o Prisioneros, demuestra su pulso y originalidad a la hora de rodar el suspense y las emociones en Arrival, un thriller que trata un tema tan trillado cinematográficamente como es la llegada de los extraterrestres a la tierra. Amy Adams es una lingüista a la que el ejército estaduonidense recluta para contactar con unos alienígenes que han aterrizado en la tierra sin hacer gesto alguno. Y mientras reina el caos: China, Rusia y Venezuela aprovechan la falta de liderazgo mundial y las sectas religiosas para anunciar la llegada del mesías.
La película acierta en el tono subjetivo de la protagonista, una madre que ha perdido a su hija por una enfermedad, a lo Gravity, y retrata cómo su subjetividad y emociones afectan en su trabajo de manera decisiva; mientras Jeremy Renner, un físico, prescinde totalmente del plano emocional. Otra vez el binarismo: mujeres emocionales y hombres racionales.
Villeneuve conjuga el cine de naves espaciales con temas como la religión, la maternidad, la pérdida y un análisis semiótico y social sobre la comunicación humana con un claro mensaje: cómo vamos a comunicarnos con otro planeta si no nos comunicamos entre nosotros.
Más cosas inverosímiles, que Wim Wenders, director de obras maestras como París Texas o El cielo sobre Berlín, tenga financiación para hacer el tostón que ha presentado aquí en Venecia y que aspira a lo que podría ser su segundo León de Oro. Les beaux jours d'Aranjuez es una fría adaptación de la obra teatral del austriaco Peter Handke. Wenders ha rodado en 3D una conversación sobre el amor, el sexo y la vida entre un hombre y una mujer. Aburrida.