El héroe invisible

Madrid

Él fue el intruso de la foto. Un blanco, tirando a rubio, de ojos azules. Se llamaba Peter Norman.

Mientras sonaba el himno americano y los velocistas afroamericanos levantaban el brazo con el puño enfundado en un guante negro el australiano miraba al frente y lucía en el chándal una pegatina en la que se podía leer: “Proyecto Olímpico Para los Derechos Humanos”.

Él no lo sabía pero apoyar el gesto a favor del Black Power iba a acabar con su carrera deportiva.

Cuando los periodistas le preguntaron a Peter Norman por su actitud, él dijo que no sólo se oponía a la discriminación racial en estados Unidos sino también en Australia donde los aborígenes, ni siquiera estaban incluidos en el censo nacional.

Con su pegatina y con sus palabras contra la discriminación, Norman consiguió el rechazo de los australianos. Y algo más. Pese a poseer la mejor marca en el continente, fue apartado del equipo olímpico de su país y no le permitieron competir en Munich 72.

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Peter continuó practicando atletismo, pero no tuvo el apoyo necesario ni mucha suerte. Tras una lesión, se le gangrenó la pierna, casi tuvieron que amputársela, cayó en la depresión y el alcoholismo.

Cuando Australia organizó los juegos del 2000 todas las glorias deportivas del país fueron invitadas a desfilar en la jornada inaugural. Todas menos Norman, aunque seguía siendo el hombre más veloz de su país en los 200 metros.

A los 64 años Peter Norman murió de un ataque al corazón. Smith y Carlos llevaron su féretro en el funeral. Seis años después el parlamento australiano le pidió perdón.

En la Universidad de San José, California, hay una estatua de siete metros que recuerda aquel saludo del black power. El monumento representa el podio de los 200 metros en las olimpiadas de Méjico. Está compuesto por dos figuras, las de los negros. El escalón donde debería aparecer Peter Norman, está vacío para que los turistas se suban y se hagan la foto.

Metáfora de una verdad. Norman fue aquel a quien nadie miró en la foto del Black Power y el que pagó el precio más alto por ese gesto.