La máscara de los lunes
Antes de alcanzar el despertador, antes de abrir los ojos, he escogido mi máscara

Madrid
Si yo te preguntara qué es lo primero que hago cada mañana cuando me despierto, o si te lo preguntaran, por ejemplo, para asegurarse que el nuestro no es un matrimonio de conveniencia, sino real, una pareja como tantas, sabrías contestar sin una duda. Compruebas la hora, dirías, bebes un sorbo de agua, cuajada de burbujitas del vaso de la mesilla. Sí, eso hago, me ducho mientras los niños se espabilan, preparo su desayuno mientras ellos se duchan, me maquillo y me preparo mientras desayunan, como un reloj que adelantara siempre 15 minutos.

La escritora Espido Freire en un momento de su viaje a Irlanda. / Espido Freire

La escritora Espido Freire en un momento de su viaje a Irlanda. / Espido Freire
Sin embargo, desconoces algo tú, incluso tú, cuyo cuerpo ha dejado un ligero hueco en el colchón a mi lado. Antes de alcanzar el despertador, antes de abrir los ojos, he escogido mi máscara. Ese velo sutil que me acompañará todo el día salvo que algo muy drástico la resquebraje. La leve capa de cansancio con las ojeras lentas y oscuras del lunes, la que me permite pasar inadvertida los miércoles, la de madre radiante y un poco invasiva en el día en el que los niños se fueron a la cama llorones y desganados. Y me pregunto, sobre todo cuando las cosas parecen ir bien, por esas señales imperceptibles que captamos como perciben las cigüeñas los cambios en el tiempo antes de que nadie los señale. Me pregunto, si no podría despojarme de todas ellas, de esa impresionante e inacabable colección de máscaras.
No deja de ser un poco triste, a mi edad, con mi vida. Quizás fuera más libre si me permitiera una improvisación, un gesto no planeado que no estuviera destinado a los demás: a los niños, a ti, a mis jefes, a mi madre. Pero, de pronto, me entra el pánico, porque eso me obligaría un rostro que no he llevado nunca con gusto: el mío propio. Y hoy, que es lunes, aprieto los párpados, palpo con cuidado en mi mente y me coloco con mucha delicadeza, la máscara que me corresponde.




