Rutinas
Ana se levanta pronto, desayuna su pan migado y le da un repaso a la casa

Madrid
Rutinas. Ana es una mujer de rutinas, una señora de rutinas. Se levanta pronto, desayuna su pan migado, le da un repaso a la casa, los martes y los jueves más a fondo. Le gustan los concursos, no soporta el olor a lavanda. Se acuesta a las once. Desde que se quedó viuda incluso antes algunos días. Se siente fuerte, muchos años por delante. Y ese día, mientras limpia las juntas de la cocina, con un cepillito de uñas, suena el teléfono.
-¿Diga? Sí, soy yo.
No puede creer lo que escucha.
-¿Pero seguro que es a mí?
-Sí, -le aseguran- . No hay errores. Es su nombre y es el número de teléfono desde el cual llamó.
Ella se sienta. Piensa si debería llamar a su hija, o a sus nietas, pero luego resuelve que no. Muy despacio, sube las escaleras, busca en su armario, hace una maleta para dos días y coge el autobús para Madrid. Hace años que no salía de su pueblo y desde luego, nunca había visitado Madrid y menos aún, nunca en solitario. Esa noche, es la única, entre varios centenares de personas que no baila en el concierto de los Rolling Stones. Solo lamenta haber desperdiciado la otra entrada del sorteo, pero ¿a quién se la iba a dar? Un momento, ¿y los otros concursos? Esos que le quedan por ganar ¿con quién los va a ganar?




