Es cosa de hombres

Madrid

Es posible que alguien crea que tenemos una especie de obsesión con el tema del machismo. Bueno, pues que sepa que no es obsesión, es que estamos rodeados, o invadidos. Y hay momentos en que la saturación obliga a plantearse –en especial si eres hombre- si hacemos todo lo necesario para erradicar esta lacra; o si somos cómplices por desidia.

Ayer abrimos el programa con la historia de esa chica italiana que se suicidó tras un año de burlas y humillaciones porque su ex había colgado un video de contenido sexual en internet. Hoy tenemos otra mujer asesinada y además la historia de una concejala de Barcelona que ha revelado haber sido víctima de una agresión sexual en plena calle, muy cerca de su casa -un sujeto que se le echó encima para meterle mano- y ha explicado la respuesta policial que recibió al ir a presentar la denuncia: “esas son cosas de tíos que están mal de la cabeza”, dice que le dieron como explicación.

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Si a esto le añadimos –por ejemplo- la catarata de sandeces en las redes a propósito de la desaparición de Diana Quer….”Que si qué hacía de madrugada andando sola”, “que si algunas parece que se lo busquen”. Todo esto, y podríamos seguir con más cosas, conforma un cóctel de digestión imposible. Pero creo, sinceramente, que el problema no está sólo ahí, en las situaciones límite; el problema de fondo está en el día a día: en aplaudir chistes que no tienen ninguna gracia y que nos jodería mucho que nos hicieran a nosotros, en aceptar con una sonrisa comentarios vejatorios, en buscar al conductor del coche que nos ha cerrado el paso para ver si es mujer y poder decir: “pues claro, no me extraña”.

Y desde luego el problema está en callar cuando en el trabajo, en el bar, en la casa de los vecinos, en el colegio…olfateamos cosas raras pero miramos hacia otro lado. Fíjense si tenemos cosas por hacer, sobre todo los hombres, para que ser mujer no signifique estar en desventaja. Y no hace falta que pensemos en convertirnos en héroes; se trata simplemente de ser decentes.