Fin a la incertidumbre
España va a vivir los próximos dos años por lo menos haciendo funambulismo en el alambre. La economía, a la que horroriza la incertidumbre, puede tranquilizarse

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Madrid
En este tiempo titubeante en el que tanto se valoran, por escasas, las certezas algo podemos asegurar. España va a vivir los próximos dos años por lo menos haciendo funambulismo en el alambre. La economía, a la que horroriza la incertidumbre, puede tranquilizarse, puede despejar cualquier duda y operar sobre previsiones seguras, porque sabemos a ciencia cierta que habrá fuerte marejada, vientos racheados hasta nueva orden y que el capitán al mando tendrá autoridad limitada y cuestionada.
Ya no tiene sentido esperar otra cosa. No estoy ironizando. Las sociedades inventan su propia normalidad hasta en las situaciones más difíciles, cuando dejan de engañarse con vanas esperanzas. Algo de eso está pasando ya en nuestro país. Estamos interiorizando que vamos a estar sin gobierno o con un gobierno muy precario los próximos dos años, que al menos en ese tiempo no van a plantearse los grandes debates estructurales, sociales, territoriales pendientes, que nos espera un largo proceso de deterioro y de descohesión.
Fin a la incertidumbre, la política nos garantiza la inestabilidad.




