Del PASOK al PSOE
O la búsqueda de una nueva identidad de la socialdemocracia europea
Madrid
"El Pasok ha pagado el coste social y político histórico por la administración de la crisis". La frase es de Evángelos Venizelos, el cabeza de cartel del PASOK en las elecciones de 2015 en las que el partido socialista que gobernó Grecia durante más tiempo desde la dictadura militar del 74 se convirtió en una formación casi marginal en el parlamento tras sufrir una escisión. Cinco años antes, Yorgos Papandreu, hijo del fundador, había formado un gobierno que firmó, ¿quizá su gran error?, un plan de austeridad que provocó una crisis social que llevó al poder a la izquierda, entonces radical, de Siriza.
El Presidente francés, François Hollande, fue uno de los dirigentes socialistas en sacar conclusiones al asegurar que se demostraba que “a la salvaguarda de los valores tradicionales del socialismo se suma el realismo”.
FRANÇOIS HOLLANDE / VICTORIA SYRIZA ES UN MENSAJE
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El análisis de Hollande no le ha servido de mucho. Su popularidad está bajo mínimo en los sondeos mientras aumenta la presión en la izquierda de Partido Socialista con políticos como el antiglobalización Montebourg que buscan pactar con comunistas y Verdes y por su derecha con electrones libres que buscan el centro izquierda como Emmanuel Macron. El hasta hace unos meses ministro de Economía se mira en el espejo italiano de Matteo Renzi. El joven "premier" florentino se ha ganado una reputación de pragmático dentro de la izquierda europea con unas reformas que hacen a su país inmune a situaciones económicas como la vivida en Grecia.
ARCHIVO/RENZI: 'ITALIA NO TEME A LAS CONSECUENCI (MATEO RENZI (DOBLADO) / ITALIA NO TEME LA CRISIS DE GRECIA)
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Esa confianza en sí mismo podría pasarle factura en el referéndum sobre la reforma del Senado que ha planteado como un plebiscito sobre su persona y que podría dejarle en la cuneta por el ascenso del Movimiento 5 Estrellas y la vuelta de Berlusconi.
Pero si en Italia la izquierda ha buscado la juventud y el centro; en el Reino Unido, el laborismo ha optado por lo contrario: la veteranía y las ideas de izquierda de Jeremy Corbyn, quien el fin de semana pasado consiguió sofocar la rebelión de su grupo parlamentario con una votación interna en la que los militantes le volvieron a respaldar. Está por ver si el Partido Laborista es capaz de volver al poder con un discurso que la mayoría de electores no comparte o prefiere cambiar por el populismo del UKIP y de algunas figuras del Partido Conservador como Boris Johnson.
JEREMY CORBYN VO/DISCURSO AGRADECIMIENTO REELECCION COMO LIDER LABORISTA (BRUTO)
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En la noche del pasado 18 de septiembre, el vicecanciller Sigmar Gabriel agradeció a sus militantes la victoria en el länder de Berlín. Ese triunfo le expone, sin embargo, a una esquizofrenia política: gobernar a nivel regional con comunistas y verdes y a nivel federal con los democristianos. La centralidad política que esta situación le otorga no supone, sin embargo, una progresión en votos en las elecciones generales del año que viene porque los éxitos del gobierno alemán, de momento, los acapara Angela Merkel y no ellos.
Por el contrario, en Portugal, el socialista Antonio Costa -un curtido político que ha sido eurodiputado y alcalde de Lisboa- sube en los sondeos al frente de un gobierno apoyado por dos partidos enemigos entre sí y rivales de los socialistas: los comunistas O Bloco, el Podemos portugués.
Hacia la derecha o hacia la izquierda. Con veteranos o jóvenes. En solitario o en coalición, la socialdemocracia europea busca la fórmula para evitar dejar de ser una de las dos grandes ideologías políticas que gobiernan en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial y pesar en el futuro.