Uno más de la familia

Madrid

Hace años escribí un reportaje sobre la edad dorada del PP de Aznar. Y varias personas me hablaron con asombro de un hombre que se movía en los círculos de la derecha de una forma extraordinaria. Era íntimo de todos, y todos le peloteaban como si tuviese un cargo importantísimo. Una de estas personas preguntó de quién se trataba. Le contaron que era Francisco Correa. Le contaron que era el hombre que nunca estaba allí, pero a quien todo el mundo le rendía honores. También le contaron el secreto de Correa, el misterio de por qué era tan poderoso. Un secreto que, como está quedando claro en el juicio, no era tan grande.

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Todos hemos oído hablar de la estafa piramidal. Correa hizo una estafa piramidal social. Empezó a tejer una red de contactos que funcionó como sólo funcionan estas cosas en España. A los que tenían poder les hizo ver que tenía dinero. A los que tenían dinero les hizo ver que tenía poder. De todos fingió que era amigo hasta que en el PP se creyó que era amigo de todo el mundo: eso le bastó para serlo de verdad. Así que llegó un momento en que Correa era rico, poderoso y amigo íntimo del yerno del presidente del Gobierno, casi uno más de la familia.

¿Pero quién era Correa antes del PP? Hay una generación de españoles que fuimos botones en un hotel a los 13 años: Correa también. Correa fue botones a esa edad y pasó de dar las llaves de un cuarto a dar las llaves de la séptima planta del partido del Gobierno. Puede decirse que partiendo de la nada llegó a las más altas cotas de miseria. ¿Cómo lo hizo? Proyectando sus debilidades humanas en los demás.

Correa es producto de una época: la época en la que se creía que todo era posible sin consecuencias penales; una época en la que se desconocía, como él ha dicho, que existía el delito de cohecho. Correa es producto de otra época que nunca acaba: la del deslumbramiento social, la apariencia y la frivolidad de las relaciones high-class, cuando se le dice te quiero a cualquiera. Y Correa es finalmente producto de todas las épocas: el tiempo contemporáneo en el que todos los hombres tienen un precio con la única condición de que se lo pongan a sí mismos y tengan cerca un Correa que lo pague.