La España de Pérez-Reverte
A ver si va a resultar que Pérez-Reverte y sus personajes son un retrato de este país
Madrid
Hace un par de días, en esa cita semanal que tenemos aquí con la Filosofía –esa sección que llamamos ‘Más Platón y menos WhatsApp’- hablamos de la ficción y de su influencia en las personas. Hablamos incluso –recuerdo- de un experimento en el que se contaba la misma historia a dos grupos distintos; a uno como si esa historia fuera real, al otro como parte de una novela. Y la conclusión era que se detectaban mayores efectos, más consecuencias en el segundo grupo que en el primero. Es decir, que la ficción, ese instrumento que nos permite vivir otras vidas a través de la lectura, puede influir casi más que las vivencias propias.
Me he acordado de todo esto leyendo las peripecias de un espía en plena Guerra Civil española, un espía llamado ‘Falcó’ que es el nuevo personaje inventado por Arturo Pérez-Reverte. Un personaje que es un poco…como España: capaz de lo mejor, pero sobre todo de lo peor. Oportunista, amoral, interesado, egoísta, violento si se tercia…pero capaz, sin embargo, de exhibir unas dosis de honor, de lealtad y de valor a prueba de bomba. Y nunca mejor dicho….
Con ‘Falcó’, igual que con otros personajes de Pérez-Reverte como puede ser Alatriste, te queda siempre –o al menos a mí me queda- esa doble sensación: desear por un lado que le vayan mejor las cosas, pero saber a ciencia cierta que eso es misión imposible, porque su ADN tiene una parte oscura que pesa demasiado. O sea, como España. A ver si va a resultar que Pérez-Reverte y sus personajes son un retrato de este país.
