"Bob Dylan es un buen cantante, pero eso no tiene que ver con la Literatura"
El exministro socialista, César Antonio Molina, relata los momentos más importantes de su vida a través de las canciones que le han dejado huella
Madrid
En una semana en la que conoceremos al equipo de ministros que acompañará a Mariano Rajoy, en Hoy por hoy, hemos invitado a uno de los que formó parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el exministro de Cultura, César Antonio Molina. Fue director del Instituto Cervantes y actualmente regenta la Casa del Lector de Madrid.
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Con una bonita versión de Unchained Melody, le dábamos la bienvenida a 'La Banda Sonora'. Contaba que con esa canción, presente en la película 'El Porvenir', se cuenta la historia de una profesora de Filosofía cuya profesión comienza a peligrar. Con esta historia, el exministro se sentía algo identificado: "Es cómo el peso de la Cultura va desapareciendo de nuestra sociedad y como quienes hemos vivido de ella, como vamos a ir cubriendo el vacío en una sociedad a la que cada vez le interesa menos".
Su infancia en su ciudad natal, A Coruña, la recuerda a través de Here comes the sun de los Beatles. Lo que le conecta con ella se reduce a una pequeña historia, que ocurrió en una tarde de su infancia. Su tío, amante de la ópera y la zarzuela, le recomendó que escuchase a "los escarabajos" y a partir de ese día inició un largo viaje acompañado por el grupo.
Su infancia estuvo marcada también por la presencia de su bisabuela, una campesina "de ojos azules maravillosos" que se hizo cargo de él durante 10 años. Cuando murió, su padre, en vez de comunicárselo, le cogió de la mano y le dijo: "vamos a caminar porque todo se arregla caminando" y lo llevó hasta la Torre de Hércules paseando, donde finalmente se lo dijo. "Le agradecí que ese caminar me aminorara ese vacío, porque desde entonces no he parado de caminar", relataba.
Les feuilles mortes le lleva al recuerdo de su tío abuelo, que fue exiliado a París. A través de él nos ha contado cómo se implicó con la militancia socialista francesa. Su abuelo, de izquierda republicana pasó varios años en la cárcel y uno de sus hermanos aterrizó finalmente en Francia. Allí trabajó en la editorial Larousse y la única vez que lo visitó, sonaba en su apartamento esta canción de Yves Montand. Además, contaba cómo este tema también le gustaba a Jorge Semprúm, al cual visitó para mostrarle que heredaba el espíritu de la república. "Yo a Semprúm lo traté mucho, lo leí mucho, lo consideré amigo, maestro y fui el único que le di una medalla de oro de las bellas artes en España", comentaba. "Fue un grandísimo ministro y aquí lo olvidamos muy pronto", añadía.
Cuando él se inició en la política y llegó a ministro, recalcó con sus palabras que representaría a su familia, por todo lo que habían pasado. "Mi familia sufrió los 40 años de Franco todos los veranos. Yo acompañaba a mi abuelo a la comisaría porque las personas represaliadas tenían que ir", explicaba. "Que yo llegara a ser ministro socialista significaba para mí dar por bueno lo que ellos habían hecho y recompensarlos".
Sin poder evitarlo, Molina lamentaba la situación que vive el PSOE en la actualidad. "Yo ya lo critiqué en su momento. El veneno del nacionalismo ha ayudado a destrozar al Partido Socialista". Recalcaba que "tiene que volver a su espíritu socialdemócrata". Y sobre la abstención decía que "a veces hay que elegir los males menores, ante 'los rufianes'".
Su vida, también ha estado marcada por algunos amores imposibles, los cuales recuerda a través de Peggy Lee, de Johnny Guitar. "Los amores imposibles son los que crean la literatura", comentaba.
Mientras sonaba Just the way you are, de Barry White, se aventuraba a comentar qué le ha parecido el Nobel de Bob Dylan: "Para mí Bob Dylan es un gran cantante, un gran letrista, pero no tiene eso que ver con la Literatura". "Es como decir que el gol de Messi es como un poema de Borges". Y lamentaba que grandes autores de la literatura como Borges, Kafka o Proust no lo hubiesen obtenido.
Molina concluía su viaje con su canción favorita, Senza fine, de Ornella Vanoni, que representa su cariño por Italia. "Este amor sin fin que expresa la canción es el amor por la propia vida a pesar de las dificultades". Y para él, sería la canción que le pondría a la película de su vida.