Cara de ministro
Ese momento en que el presidente conoce su gobierno y su gobierno no se conoce a sí mismo es pura política
Manuel Jabois: 'Cara de ministro'
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Madrid
Hoy se pone fin a un suspense. Seguramente estos hayan sido los días más excitantes del último año sin gobierno. Sin desmerecer a alguno de los anteriores. Pero ese momento en que el presidente conoce su gobierno y su gobierno no se conoce a sí mismo es pura política. Algo así como cuando el genio Miguel Noguera cuenta la historia de una familia que mandaba pasar otra vez por la incineradora los restos de un familiar porque querían el diamante. Bien, pues el diamante de la política es un presidente saludando a un ministro que no sabe que lo es, y a un exministro que tampoco tiene ni idea de que ya lo es.
Con Aznar era muy fácil conseguir pistas, porque lo único que había que hacer era robar el cuaderno azul. Con Rajoy la misión es más complicada porque se trata de interpretar sus gestos. Si ya es difícil saber qué quiere decir Rajoy cuando dice que sí, imagínate cuando está callado. En este sentido cabe decir que si Rajoy fuese una nación indígena hubiera desarrollado un sistema de claves con el que ganar cualquier guerra. Al ser él solo, gana todas las que tienen lugar en su partido precisamente porque la información es toda suya, la comparte consigo mismo y a veces, en los momentos más geniales, la olvida.
A aquellos que pueden pensar que van a estar en el Gobierno les recomendaría cenar siempre al aire libre, para que haya cobertura. Mucha prudencia, nunca creerse nada y pensar que a lo mejor los amigos que te meten cosas en la cabeza son en realidad los enemigos que buscan hundirte. Hay en el PP un efecto llamado Elena Pisonero, que debe su nombre a una política a la que se le dio por hecho que iba a ser ministra. Hasta le mandaron un ramo de flores al despacho, y aunque ella fue precavida es imposible que no se te ponga cara de ministra. Después de unos años le preguntaron si podría llegar a ser ministra y dijo: “Ya lo fui unas horas, no es para tanto”. Lo importante es no creérselo hasta el primer decreto o el primer escándalo, que además suele ser lo mismo.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...