Un día cualquiera
A veces, sentada en su casa, donde vive sola, anciana, pero aún capaz de valerse por sí misma, se le mezcla el recuerdo con el presente

Un día cualquiera | Historias a media mañana, Espido Freire
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Madrid
A veces, sentada en su casa, donde vive sola, anciana, pero aún capaz de valerse por sí misma, se le mezcla el recuerdo con el presente. ¿Pasó entonces? ¿Está pasando ahora?
Su infancia se gasto entre trabajar en casa y trabajar en el campo. Vivía algo alejada del pueblo, en una casa con buenas cuadras y un gran huerto, que hasta que pudo manejar una azada, qué remedio, cuidaba ella sola. Esa mañana, un día cualquiera, había escuchado los motores de varios coches, y había notado algo extraño, una vibración distinta en el aire. Tenía en mente acercarse a preguntarles las noticias a sus cuñadas, que posiblemente se hubieran enterado de qué se trataba. Si tenían a bien dedicarle un momento, quizás le explicaran qué estaba ocurriendo.
Esparció el maíz para sus gallinas, siempre ansiosas, siempre con hambre, como ella, y se secó las manos en el delantal. Cuando cerró la puerta vio que su cuñada la mayor ya cruzaba el camino hacia ella, agitando un brazo en alto. Se le detuvo el corazón, pero algo en la expresión de la mujer la tranquilizó. ¡La guerra se ha acabado! Gritaba, como si hubiera perdido el juicio- ¿Te das cuenta? ¡Ha terminado la guerra!
A veces, sentada en su casa, donde vive sola, anciana, pero aún capaz de valerse por sí misma, se le mezcla el recuerdo con el presente. ¿Tiene seis años o tiene ochenta y tres? ¿Pasó entonces? ¿Está pasando ahora?




