American pie

Madrid

American pie, el tema del cantante y compositor Don McLean, está considerado patrimonio musical y cultural de Estados Unidos por el proyecto educativo "Songs of the Century" ('Canciones del Siglo'), que la considera la quinta de las canciones más importantes del siglo XX. McLean convirtió a la tarta de manzana en el símbolo de la inocencia perdida de muchos jóvenes estadounidenses sobre la manera de gobernar al comenzar los años setenta.

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La imagen sobre Estados Unidos que había ido forjando el cine clásico en todo el mundo, personajes heroicos, individualistas de buena fe, defensores de las libertades, comenzó a ser cambiada por nuevos y jóvenes directores. Así, el héroe romántico que presentaba "Murieron con las botas puestas", con Errol Flynn encarnando al general Custer y su famoso 7º de caballería, se transformó en un genocida loco en "Pequeño gran hombre".

En vísperas de unas elecciones que llenarán nuestras pantallas de imágenes de la América actual, contrastamos dos influencias del estilo de vida americana entre nosotros, la del cine clásico y la de su comida. No hablamos de hamburguesas, sino de comer bisonte en Madrid, o conseguir un pastelillo hecho en Nueva Jersey con garantía rabínica de que cumplimos con la ortodoxia judía.

Nos acompaña un estadounidense de 88 años, que lleva cuarenta entre nosotros, sin explicarse cómo es posible que el Apple Pie que se reverencia en su país natal, no haya triunfado clamorosamente en España. Burton Novack, que llegó como ingeniero y arquitecto a España para colaborar en la construcción de las bases americanas en los cincuenta, abordó el problema de hacer auténticas tartas americanas creando Liberty cuando cumplió los ochenta y se jubiló de su propia empresa técnica.