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LA ENTREVISTA

"Ellas me han enseñado a tener una mirada más abierta, a ser mejor persona"

Charlamos con María Pilar d´Errico, voluntaria de ACOPE (Asociación de colaboradores con las mujeres presas)

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Madrid

“Las presas son invisibles para la sociedad”, afirma con dolor. Esta premisa es la razón de su trabajo, una labor hecha con ilusión, cariño y mucha dedicación. María Pilar d´Errico tiene 77 años y lleva treinta atendiendo a presas en España como voluntaria de ACOPE (Asociación de colaboradores con las mujeres presas), una asociación que nació en octubre de 1986 para dar apoyo a las mujeres que estaban en el centro penitenciario de Yeserías.

La tasa de encarcelamiento en nuestro país está un 32% por encima de la media de los países europeos fruto del aumento de la duración de las penas en los sucesivos códigos penales. Pese a que la tasa de delitos es un 27% menor que el promedio europeo, y ocupamos el tercer puesto en el ranking de los países más seguros, la media de nuestras condenas es de 18 meses (en el conjunto de Europa es de 7,1). Especial atención merece la situación de las presas ya que la cárcel castiga de una forma más dura a las mujeres. España también es el país de la Unión Europea con mayor tasa de internas: “La cárcel no reinserta, es un problema más que una solución. Existen muchas medidas alternativas que serían más eficaces y que, sin embargo, no se ponen en práctica. Falta voluntad política y solidaridad por parte de todos”. Nuestra invitada da datos y explica la situación de carestía y marginación que viven las internas a través de las voces y las miserias de aquellas a las que conoce.

Mariú en el estudio de Radio Madrid

A Mariú, como la llaman todos, le han marcado muchas, especialmente las que tienen a sus hijos en las celdas: “Aunque los pequeños ahora estén solo hasta los tres años, y no hasta los seis como ocurría hace años, un niño no puede estar privado de libertad”. El hecho de estar en un módulo interno para madres perjudica mucho a los menores porque se contagian del ambiente penitenciario. Se estima que la mitad de los niños que viven en centros penitenciarios están en cárceles comunes. Según los expertos, la situación de estas mujeres es fundamental y varía según el tipo de centro donde estén. La angustia o depresión que puede producir la falta de libertad repercuten sin duda en el bienestar de los pequeños. Nuestra invitada añade: “Se las estigmatiza, se dice de ellas que son malas madres, que han abandonado a sus hijos o que no han sido buenas esposas”.

Mariú afirma que no para ni un solo momento, el aniversario de ACOPE y su labor como voluntaria la tienen ocupadísima. Viuda y con seis hijos dedica menos tiempo del que quisiera “a los suyos” para ejercer su voluntariado en diversas cárceles. Su experiencia le ha enseñado a no juzgar, escuchar siempre y, sobre todo, a no tener miedo: “No se puede hablar de la pobreza si no has sido pobre. No se puede hablar de la enfermedad si no has estado enfermo. No podemos hablar de ellas sin la experiencia de su sentir, de su dolor”. Y al despedirse me dice con voz rotunda: “Ellas me han enseñado a ser una persona más digna, a tener una mirada más abierta.”

La entrevista (19/11/2016): Vivir entre rejas

26:40

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