Homofobia en el fútbol

Madrid

En el deporte más practicado de Europa y Latinoamérica no hay prácticamente ni un futbolista homosexual declarado. El uso despectivo de "maricón", como tantas palabras utilizadas como insulto, tiene una especie de reserva genética. En este caso adherida a una cultura, la futbolística, que es profundamente homófoba. Ni mucho menos exclusiva del fútbol, claro está. Ni siquiera, por ponernos dramáticos, quiere decir que Koke sea homófobo, aunque haya todas las expectativas.

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Aquí entra un aspecto más delicado. Cristiano es un futbolista extraordinariamente odiado y muy expuesto. Cristiano se pinta las uñas de los pies, se pone mascarilla, se depila las cejas, se hace fotos con un amigo en brazos en una piscina. Se ha asumido respecto a CR, incluso desde los círculos más inesperados, que la homosexualidad en él no sería una condición sino una tara. Algo que reprocharle, en algún caso, o algo que deslizar para alimentar el odio contra él. Lo cual es gravísimo.

La prensa deportiva barcelonista ha jugado y se ha divertido muchísimo con los amigos y los posados de Cristiano. Sugiriendo y haciendo sospechar, como si la condición -o no- sexual de cualquiera fuese motivo de sospecha. Los periodistas, también, desde sus cuentas en redes sociales han hecho chistes baratísimos, chunguísimos, sobre la sexualidad de CR. Esa irresponsabilidad llega a todo el mundo: crea una atmósfera. En el caso de Cristiano, como en el caso de Guti, una atmósfera que propicia que "maricón" sea un insulto. Que lo cante la grada, que lo diga un jugador en el campo.