La autopsia ideológica de Rita Barbera
Me parece muy arriesgado suponer, como suponen Rafael Catalá, Jesús Posada o Celia Villalobos, que Rita Barberá sufrió más por los ataques de sus enemigos que de sus amigos

Madrid
Hay pocas cosas más rutinarias en España que picotear un cadáver, valorarlo al peso y saber cuánto se puede sacar de él. Lo que ocurre es que este ejercicio se solía hacer con víctimas de una muerte violenta. Víctimas del terrorismo etarra e islamista, por ejemplo. Víctimas de crímenes machistas. Con todos ellos se ha hecho política impúdica. Pero hay que confiar mucho en este país, hay que tener una verdadera fe en él, en convertir un infarto en polémica parlamentaria. En hacer de un accidente cardiovascular un leitmotiv para un examen de conciencia.

Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER

Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER
Si esto ha ocurrido es por la dimensión del personaje, sus circunstancias personales (imputada por corrupción) y también por la dimensión de nuestros actores políticos y sus propias circunstancias. Lo que me lleva a pensar, por seguir jugando con supuestos, en si Podemos se hubiera ausentado del minuto de silencio si Rita Barberá hubiese tenido una muerte violenta. Si fuese víctima de una agresión, ¿valdría la frase "los homenajes a personajes corruptos sobran"? Valdría. Pero cambia mucho la perspectiva. Y el coste político, que ya ha sido bastante con la muerte natural al renunciar a la mínima empatía, sería bastante más alto con la muerte violenta.
Desde el PP se ha hablado de los efectos de la cacería. En la reacción del PP hay, primero, una impugnación general de la actitud del propio partido. Un infarto ha conseguido aupar de nuevo a Rita Barberá al título de alcaldesa de España; esa gran alcaldesa que hoy dio todo por el PP es la misma que ayer fue expulsada del partido y enviada al Grupo Mixto. El PP es un partido tan milagroso que cree en la resurrección de los muertos sin necesidad de juzgarlos. Y sienta una suerte de jurisprudencia moral según la cual a partir de ahora tenemos que tener cuidado en los juicios al prójimo para no matarlos. Como si de alguna manera Barberá, o cualquier otro, no tuviesen ninguna responsabilidad en los juicios que se tienen de ellos.
Y si se trata de no obviar las circunstancias personales en un infarto, me parece muy arriesgado suponer, como suponen Rafael Catalá, Jesús Posada o Celia Villalobos, que Rita Barberá sufrió más por los ataques de sus enemigos que de sus amigos. Por los ataques de sus adversarios políticos que los de sus compañeros. Si como ellos dicen, Barberá dio 40 años de su vida a su partido, me parece más difícil buscar las razones fuera del PP que dentro. Pero como son hipótesis que no llevan a ninguna parte, hubiera sido mejor velar al muerto en lugar de hacerle una autopsia interesada.

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...




