Y allá, al frente, solo hay derecha. Y bien recia

Madrid

Malos vientos soplan en el mundo para la izquierda o, por decirlo de otra manera, para poder avanzar en un entendimiento progresista de la sociedad.

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En Francia ha ganado el pulso en la derecha François Fillon, thatcherista, suspicaz con la inmigración, católico con ganas de hincarle el diente a las hasta ahora indiscutibles señas de identidad laicas de un país que siempre nos ha dado lecciones, trogloditas ibéricos, de ir varios pasos por delante de nuestra anquilosada España, tan devota de Frascuelo y de María como ajena al libre pensamiento.

Pues resulta que les hemos alcanzado. Y superado.

Con todo, lo peor del panorama de nuestro vecino es que las cartas parecen estar marcadas para las elecciones de junio próximo, donde esta derecha conservadora y tradicionalista no tendrá enfrente a una izquierda fuerte que defienda los valores del pensamiento progresista, no.

Los franceses van a tener que elegir para ocupar el Elíseo, si no ocurre un cataclismo que nadie prevé en los próximos meses, entre este reaccionario Fillon y la extrema derecha de Marine Le Pen, un partido fascista, que a este Ojo le gusta llamar a las cosas por su nombre.

Vayan sacando los chubasqueros, que éste es el futuro que nos espera: Donald Trump en Estados Unidos, un horror, y Ángela Merkel y François Fillon en Europa.

Lloren, lloren, que motivos hay para las lágrimas.