Suerte
Yo no creo en la suerte, creo en el azar numérico, solía decir

Historias a media mañana con Espido Freire (22/12/2016) - Suerte
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Madrid
Yo no creo en la suerte, creo en el azar numérico, solía decir. Desde luego, la suerte no le había acompañado. Nunca le había tocado nada, en ningún sorteo, ni en la tómbola del Hogar del Jubilado que frecuentaba su madre, y en la que echaba una mano siempre que podía. Ni en el colegio, cuando a final de curso hacían lotes con lo que ya no haría falta.
En el azar numérico, decía, pero aún así, apretaba discretamente el número de lotería que jugaba con los del trabajo, sobre todo por miedo a que la huidiza suerte cayera cerca, y no le rozara por despistado. Hace diecisiete años tocó un tercer premio en su familia, a dos cuñadas que jugaban en una peña. Entre todos los hermanos se hizo un silencio pesado, una espesa mezcla de envidia, y de incapacidad de alegrarse por el otro, y por otro lado, de una felicidad enorme, porque a las dos cuñadas, bien lo sabían todos, buena falta les hacía. Se había prometido que no volvería a pasarle.
Si es que hay muy pocas posibilidades, añadía, pero se resistía a ese polvillo dorado que rodeaba la Lotería de Navidad, y confiaba en que saliera el número 6, o el 36, mejor. Y si ya salía el 736… Y sin poderlo evitar, tenía ya el premio repartido en pequeños apaños, en un ejercicio de minuciosa contabilidad imaginaria.
Y cada vez que sabían por el alboroto del bar de abajo, que había salido un premio, contenía el aliento. Y después, repetía, yo no creo…




