El año que viene no puede ser peor

Madrid

Mañana ya es Nochebuena. Hoy muchos de ustedes ya nos escuchan desde el coche camino del reencuentro familiar o ya en su destino, otros desde casa, como siempre, o desde el trabajo, que somos muchos los que seguimos trabajando a pesar de las fechas.

Ha sido un año que ha dejado a la vieja izquierda mal herida, y a la nueva izquierda adquiriendo los vicios de la vieja izquierda.

Y en estos días de hacer balance, de mirar hacia atrás, se vienen encima todo lo que les hemos contado hasta hoy.

Ha sido casi un año entero sin gobierno, cargado de negociaciones y de declaraciones, de reuniones que parecían definitivas y de reuniones que no llevaron a ningún sitio.

Sesiones de investidura fracasadas y una sesión de investidura que acabó con Mariano Rajoy en el poder y el PSOE sin secretario general y con una gestora al mando. El año en el que la izquierda no supo ponerse deacuerdo para gobernar.

Ha sido un año que ha dejado a la vieja izquierda mal herida, y a la nueva izquierda adquiriendo los vicios de la vieja izquierda. A la vieja derecha gobernando capitaneada por el hombre que más provecho saca de su inmovilidad, y a la nueva derecha en el camino de la irrelevancia.

Ha sido un año en el que nos hemos sentido menos seguros, pero también menos libres. El año en el que un fascista ganó las elecciones en Estados Unidos, y en el que los populistas eurófobos sacaron al Reino Unido de la Unión Europea. El año del avance de la ultraderecha en Europa, el del récord muertos en el Mediterráneo, el año en el que los refugiados siguen sin ser refugiados porque nadie les da refugio.

El año que viene no puede ser peor.