La locomotora más famosa del cine
El Maquinista de la general de Buster Keaton cumple 90 años
Madrid
En 1862, durante la guerra de Secesión americana, un grupo de 21 soldados de norte, disfrazados con uniformes del sur, subieron a bordo de un tren que viajaba rumbo a Chattanooga. Aprovechando una parada en Big Shanty robaron la locomotora. Comenzó entonces una trepidante persecución ferroviaria. Después de más de quinientos kilómetros, tras volar postes de telégrafos y puentes, los nordistas fueron atrapados. A muchos los ahorcaron, pero uno de los supervivientes contó aquella aventura en un libro que tituló "La gran locomotora". A finales de los años veinte aquel viejo libro llegó a manos de Buster Keaton, una de las grandes estrellas de cine del momento. Entusiasmado por el potencial de la historia, el director y actor se puso enseguida manos a la obra. El resultado se convertiría, con el paso del tiempo en todo un clásico del cine.
Sucedió Una Noche (22/1/2017): Lo que el cine nos dejó - El maquinista de la general
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Junto a Charles Chaplin y Harold Lloyd, Buster Keaton era uno de los grandes cómicos del cine mudo. Jamás se reía y sus personajes solían ser hombrecillos que, casi por casualidad, debían enfrentarse a situaciones extremas. Como sus personajes, Keaton era un temerario que siempre estaba ideando escenas de compleja realización que incluían toda clase de saltos, caídas y porrazos.
En "El maquinista de la general" interpreta a un maquinista de tren tachado de cobarde por la mujer que ama, ya que el ejército no le permite alistarse al considerarle más útil en la retaguardia. La oportunidad de demostrar su valor le llega cuando los soldados del norte roban su adorada locomotora, La general, y raptan a la chica. Buster no dudará entonces en perseguir a los yanquis para recuperar las dos cosas que más ama.
El maquinista de la general costó 350.000 dólares, una cantidad astronómica para aquel tiempo. En 1927 Keaton había ganado el suficiente prestigio y el suficiente dinero como para lanzarse a rodar una superproducción. El rodaje duró más de cinco meses debido al perfeccionismo de Keaton.
En la película no hay decorados, todo lo que se ve es real: los paisajes, las vías, las estaciones. Keaton filmó en Oregón y para dar mayor verosimilitud tendió más de cuarenta kilómetros de postes. Paralela a los raíles del tren construyeron otra vía desde la que filmaban con la cámara a bordo de otro tren. Buster Keaton quiso contar además con verdaderas locomotoras de la época de la guerra de secesión.
Al final construyeron seis réplicas exactas que probablemente ni siquiera un experto habría sabido distinguir de las reales. Buster Keaton, que era muy habilidoso con todo tipo de vehículos, era realmente quien conducía su locomotora. Marion Mack interpretaba a la chica de la película.
Durante el rodaje de El maquinista de la general Buster Keaton volvió a dar muestras de sus habilidades para las escenas de acción. Él mismo, en persona, rodó todas las arriesgadas escenas, que son muchas, aunque curiosamente la más peligrosa no fue una propiamente de acción, sino una escena en la que una locomotora se pone en marcha con Buster Keaton sentado encima de la biela, es decir, de la barra que une las ruedas.
Varias veces el fuego de las máquinas hizo que se incendiara el bosque de los alrededores. Menos mal que Keaton había contratado dos regimientos de la Guarda estatal de Oregón para que trabajaran como bomberos. En otra de las escenas hubo un accidente y una de las locomotoras quedó totalmente inservible.
Todavía hoy en día, 90 años después, y cuando los efectos especiales han avanzado más allá de lo imaginable, hay una escena de El maquinista de la general que sigue sorprendiendo.
Para impedir el paso a la máquina que lo persigue, Buster Keaton incendia un puente de madera. Cuando la locomotora perseguidora llega, el puente se desmorona y la locomotora se precipita al río. La escena se hizo en una toma, y el accidente es absolutamente real. La máquina quedó destruida y dice la leyenda que yace todavía hoy en día en el fondo del río.
El maquinista de la general no tuvo muy buena acogida cuando se estrenó. Ni el público ni la crítica encajó bien que se tratara la guerra civil americana en tono de comedia.
Y además la historia estaba contada desde la perspectiva de los sudistas, es decir, de los perdedores de la guerra. Pero el tiempo dio la razón a Buster Keaton. Divertida, entrañable, y todavía hoy sorprendente, El maquinista de la general esta unánimemente considerada una de las mejores películas de la historia del cine. Una obra de arte. Por mucho que a Keaton, frases como esas le sonaran excesivas.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...