Incorrección sin fronteras

Madrid

Barron Trump es el hijo de 10 años del presidente de los Estados Unidos. El niño ha empezado a ser ya objeto de chistes y burlas en todo el mundo, tanto que Chelsea Clinton ha salido a defenderle. Objeto de burla no porque la haya montado, sino por salir en la tele y ser hijo de Trump. Lo primero es bastante democrático, parece ser que cualquiera que sale en la tele firma una cláusula que permite que se len destruya. Lo segundo tiene ventajas en la era Trump: es rubio, blanco y tiene un padre rico.

Pero sobre todo es un niño. Y suele hacerse una conexión entre la infancia y la ideología del padre para convertir al chico en adulto. Ocurrió en España, con las hijas de Zapatero. Era más decisivo que fuesen hijas de Zapatero que el hecho de ser niñas. Y del mismo modo que al hijo de Trump lo llevarán palazos a la mayoría de edad así muchos lo hicieron en su momento con las hijas de Zapatero.

Quizás lo que ocurra es que eso de la incorrección política se nos esté yendo de las manos y para algunos sea sólo la excusa de sacar ese boceto de psicópata que llevan dentro. Y si hay algo cierto es que en un tiempo como éste lo que no le llega a un niño se lo hacen llegar. Además como la memoria es corta, el insultador tiene bula para volver a saltarse cualquier límite. En España uno de los insultadores de las niñas de Zapatero en un periódico, a las que llamó gordas, callos y adefesios cuando tenían 13 años, ayer le dijo a Miguel Bosé cómo tenía que despedir a su sobrina. Si entras en un colegio para humillar a los niños, por qué no probar en un tanatorio.