En Grecia, donde nació casi todo
Amanecer Dorado intentó agredir a los niños refugiados que se incorporaban a una escuela. Pero es también verdad que los profesores y los padres de otros niños griegos les defendieron

Madrid
No todo son malas y pésimas noticias. Es verdad que ayer el presidente Donald Trump firmó la orden ejecutiva para construir un muro a lo largo de la frontera con México, abriendo una etapa de guerra fría con sus vecinos y provocando el pánico entre los inmigrantes centroamericanos que ya están en Estados Unidos. Pero quizás esa noticia ayude a que nosotros comprendamos el daño que provoca el muro levantado en la frontera de España con Marruecos, en Melilla. Es mucho más corto, pero su objetivo y la idea que lo levantó es la misma.
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Es verdad, también, que ayer un grupo de Amanecer Dorado, el partido neonazi griego, intentó agredir a los niños refugiados que se incorporaban a una escuela en una localidad del norte del país. Pero es también verdad que los profesores y los padres de otros niños griegos les defendieron. Y que en muchas escuelas de Grecia profesores y padres han organizado comités de bienvenida para los niños refugiados que, poco a poco, se van incorporando a las aulas de las empobrecidas escuelas locales.
En muchas de ellas se recibe a los críos con aplausos, con pancartas que les dan la bienvenida e incluso con pequeños coros que les cantan canciones populares. Es una imagen tan hermosa que merece la pena que la retengamos en la memoria: en Grecia, donde nació casi todo, recuperan la hospitalidad.

Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...




