Falso realismo
Y en las distintas elecciones que Europa vivirá este año tendremos oportunidad de constatarlo. Para contrarrestarlo, la izquierda ha de despegar dando centralidad a la cuestión social y creando expectativas de futuro.
Madrid
No lo duden, en el actual estado de ánimo de la ciudadanía, el discurso los nuestros primero, tiene pegada. Y en las distintas elecciones que Europa vivirá este año tendremos oportunidad de constatarlo. Para contrarrestarlo, la izquierda ha de despegar dando centralidad a la cuestión social y creando expectativas de futuro. Aunque probablemente llegue tarde, es interesante ver como Benoit Hamon ha conseguido que el debate de las primarias de los socialistas franceses se centre en temas como el futuro del trabajo o la renta básica, que aquí todavía suenan a demagogia populista. Hay que salir de la noria del falso realismo y de la impotencia.
Desconozco si responden a la realidad los relatos del juez Santiago Vidal en sus mítines sobre ilegalidades y trapacerías del gobierno catalán en la construcción de estructuras de estado para la independencia. Los conversos son peligrosos porque tienen necesidad de demostrar que están en el secreto y que son más osados que los demás. Hay en escena demasiada gente jugando a hacer política en vez de hacerla de verdad. Y estos perjudican a su causa, al tiempo que desprestigian a la política entera. Lo que se necesita es exactamente lo contrario, la Generalitat debe disipar cualquier duda sobre estas acusaciones, y sus adversarios, que ya se han puesto a hacer collares con las perlas de Vidal, deben fundar sus acusaciones en razones y no asumir como verdad la verborrea del excitado juez militante.
El pronóstico del premio Nobel de Economía. Edmund Phleps: si Trump insiste en una política económica corporativista, sin precedentes desde la Alemania y la Italia de los años 30, el Estado protegerá a las empresas ya existentes en frente de las nuevas y se frenará la innovación. Y todos saldrán perdiendo.
