Movimiento frente a la equidistancia

Madrid

Hay días en los que no es necesario que Donald Trump se levante para que se ponga a prueba nuestra capacidad de sorpresa. Esta mañana, mientras Trump todavía dormía, el ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, explicaba el por qué de la equidistancia del gobierno español con las atrocidades del presidente norteamericano. Dice Méndez de Vigo que España mantendrá sus relaciones bilaterales con Estados Unidos sin pegar gritos y sin ser estridentes. O sea, que calladitos, no vaya a ser que la fiera de Trump se enfade.

Avanzada la mañana, mientras Trump probablemente estaba desayunando, parecía que el presidente Mariano Rajoy quería ir un poco más lejos que el equidistante Méndez de Vigo y para ello se ha manifestado contrario a los vetos y a las fronteras. Y se ha quedado tan ancho. El presidente del gobierno que tiene una frontera en el Sur, llena de concertinas para que nadie la salte. El presidente de un gobierno que no hace nada, cuando no niega, las devoluciones en caliente de inmigrantes, el presidente de un país en el que quince inmigrantes murieron ahogados en esa frontera mientras las Guardia Civil les disparaba con material antidisturbios.

Por cierto, el que era director de la Guardia Civil en ese momento, Arsenio Fernández de Mesa, ha atravesado la puerta giratoria hacia Red Eléctrica. Pero ese presidente dice que no le gustan las fronteras. Claro que en ese mismo foro ha elogiado sin mesura a Rita Barberá y ha mezclado su homenaje con el de los concejales muertos por terrorismo.

Esta ha sido nuestra mañana, antes de que Trump firmara ningún decreto. Suerte que para quitarnos el mar sabor de boca hemos escuchado al presidente del Consejo Europeo calificar al presidente estadounidense de gran amenaza para Europa, no se si para Méndez de Vigo esto es una estridencia, pero reconforta que alguien se ocupe de nosotros. Y reconforta también ver como una movilización ciudadana obliga a un parlamento a debatir. En el Reino Unido han firmado en contra de la visita de Trump más de un millón seiscientas mil personas, y al Parlamento no le queda otra que debatir si procede esta visita.

Frente a la equidistancia el movimiento.