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El español que sobrevivió a un naufragio en Indonesia: "Le dije a mi novia que moriríamos si no empezábamos a nadar"

El periodista Rafael Martínez relata el naufragio que vivió junto a su novia en las aguas de Indonesia hace casi tres años

Rafael Martínez cuenta el naufragio que vivió hace tres años en 'Hoy por hoy' con Gemma Nierga. / Andrea Terroba

Madrid

Rafael Martínez, periodista de la Agencia EFE, vivió una experiencia terrible en agosto de 2014 junto a su novia María. Viajaban a bordo de un crucero que surcaba las aguas de Indonesia cuando la embarcación naufragó con 25 personas a bordo. El periodista ha contado en Hoy por hoy con Gemma Nierga cómo fueron las 22 horas más horribles de sus vidas.

"Tenemos que nadar o vamos a morir"

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Martínez y su pareja emprendieron en agosto de 2014 un viaje al sur de Indonesia para pasar sus vacaciones. Durante el trayecto contrataron un crucero de cuatro días que navegaba desde la isla de Lombok hasta la de Komodo. El barco era antiguo, de madera y carecía de dispositivos de seguridad y de comunicación (como un GPS o una radio). El primer día, la embarcación chocó contra un arrecife de coral. "Todos creímos que el casco había quedado tocado", sostenía.

Aquella noche, cuando el reloj ya marcaba las doce de la noche, María le despertó porque algo no iba bien. "Vi un mar que parecía una montaña rusa de olas que estaba meciendo un pequeño barco a su merced", describía. Ese fue el momento en el que el periodista pasó más miedo, al darse cuenta de que aquella situación impensable era real.

Al conocer que había un problema decidió bajar al puente del barco para hablar con el capitán, una acción peligrosa que podría haberle arrojado al agua con cualquier bandazo que sufriera el barco. "Las palabras del capitán me transmitieron mucha inseguridad", "ahí pensé que nos íbamos a pique", explicaba. Realizó más viajes para hablar con la tripulación hasta que decidió coger unos chalecos salvavidas. "Me la jugué", comentaba. Transcurrieron apenas cinco minutos hasta que el guía les dio el aviso de que el barco se iba a hundir."Pasaron 20 minutos hasta que el agua me llegaba a la cintura", "no saltamos al agua, nos dejamos llevar", relataba.

Tuvieron la suerte de ir acompañados de un azafato de KLM que pudo darles pautas básicas para adentrarse en el agua. "Nos agarramos alrededor de un bote salvavidas, uno detrás de otro", contaba. Después se quedaron varias horas junto a la parte del barco que no se terminaba de hundir.

En una de esas horas de desesperación, se dio cuenta de que el barco sumergido alumbraba el fondo del mar, donde pudo ver sus pertenencias y las de los tripulantes hundirse lentamente. "Me di cuenta de la gravedad a la que nos estábamos enfrentando" y "que lo material no vale nada en comparación con tu vida". Llevaban 14 horas en el agua y estaba amaneciendo. Fue entonces cuando Martínez le dijo a su novia que no podían seguir parados ahí y decidieron empezar a nadar. "Sabíamos que era un desafío, sobre todo mental", porque "no es el pánico lo que te salva, sino el miedo, que es lo que te empuja a decidir", recordaba.

En la toma de decisión vislumbraron una isla volcánica, la cual establecieron como objetivo. "Tenemos que nadar o vamos a morir", le dijo a su novia y a Víctor y Jorge, dos españoles con los que se encontraban. Fue la pareja la que decidió nadar, mientras que los españoles se negaron.

El periodista relataba cómo en esa situación no sentían el frío ni la sed ni el cansancio. Nadaron juntos apoyándose, pero hubo un momento en el que se separaron. "Fueron 15 o 20 minutos sin ella", explicaba. El oleaje era muy fuerte y ambos gritaron sin cesar hasta que pudieron reencontrarse."Desde ese momento nadábamos palmo a palmo", contaba.

Cuando llevaban en el agua más de seis horas nadando, se juntaron con un grupo de varias personas que salieron antes que ellos. Cumplidas las ocho horas la costa les quedaba cada vez más cerca y tras poder comprobar que las partes de su cuerpo estaban bien por la luz que emanaba del plancton, apareció una canoa a lo lejos. "Empezamos a gritarles como nunca lo habíamos hecho", comentaba. "En el momento en el que te sacan, sientes el dolor, el frío, la sed y las heridas, pero no importaba porque estábamos vivos", relataba.

Finalmente, los pasajeros que se habían quedado junto al barco fueron rescatados, pero Víctor y Jorge siguen en paradero desconocido. Ahora el periodista necesita estar en el mar junto a María cada 16 de agosto y piensa a menudo en el abandono y el miedo por el que pasan miles de refugiados que cruzan el Mediterráneo. "Todos los días hay naufragios en nuestras costas". "Mi noticia salió a la luz por ser un turista, un europeo", contaba. 

A pesar de lo vivido, agradece, no solo la segunda oportunidad que le ha brindado la vida, sino algo mucho mejor: su hija Malena. "Cuando nadaba pensaba en casarme y tener un hijo si salía de allí", contaba. Un año después, tuvieron a su hija. "A Malena la trajo el mar", decía. Y ahora trata de recordárselo cada noche."Quiero que mi hija sepa de donde viene", concluía.

 
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