Ley de Godwin

Madrid

Esta semana un líder de Podemos en Valencia ha pedido perdón por comparar al secretario general de este partido, a Pablo Iglesias, con Franco y Sadam Husein.

El símil, que tiene un enorme éxito en el discurso político de este país, aparece siempre cuando quieres hacerte entender con una imagen muy potente, cuando quieres hacerte entender atajando de una forma muy salvaje. En este último caso, el dirigente de Podemos trataba de explicar el funcionamiento de la votación del congreso Vistalegre. Como no era muy sexy lo que estaba contando, de repente apareció el recurso mágico del ejemplo. Es decir: ¿quién hacía esto que también os estoy contando? Pues Sadam Husein. ¿Sabes qué español era Sadam también?

Zapatero, por oponerse a la Guerra de Irak. Lo dijo Rafael Hernando, así que teniendo en cuenta las manifestaciones del No a la Guerra en España éramos todos Sadam. Mucho más que Charlie Hebdo.

En España Franco y ETA son los dos grandes polos en los que se mueve la comparación en el discurso político más rudimentario. La Ley de Godwin es esa que dice que a medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se cite a Hitler tiende a uno. En España el PP por ejemplo ha utilizado a ETA para hablar de los antidesahucios, de los escraches y del aborto. Pero una de las comparaciones más locas que he escuchado no es del PP sino de Toni Cantó, que hablando de la inmersión lingüística algo le dijo que también tenía que citar la pederastia.

Esto obedece a una simplificación tan grande del discurso que se recurre a imágenes para asociar rápido dos figuras o hechos históricos con cualquier excusa: tomar la parte por el todo, a veces incluso sin parte.