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LA VENTANA DEL ARTE

Rafael, el genio que sólo vivió 37 años

Miquel del Pozo habla del artista renacentista que pintó 'La escuela de Atenas'

Bóveda de la 'Stanza della Segnatura' del Palacio Apostólico del Vaticano. Esta 'stanza' fue pintada entre los años 1508 y 1511. / Rafael

Madrid

Abrimos una nueva Ventana del Arte con Miquel del Pozo para hablar de uno de los grandes maestros del Renacimiento: Rafael. El pintor de Urbino fue, junto con Miguel Ángel y Leonardo, una figura clave en la historia del Arte, así como en la de Italia. Leonardo murió con 67 años, Miguel Ángel con 89…pero Rafael falleció a los 37. A los 30 años “ya había llegado a la cima del arte clásico; a partir de ahí solo podía ir más allá”, opina Miquel del Pozo. En sus últimas obras ya se anuncia “ese mundo que está por venir”. “De haber vivido más años”, dice el arquitecto, “la Historia del Arte sería seguramente distinta”.

La Ventana del Arte (02/03/2017) - Rafael, el genio que sólo vivió 37 años

La Ventana del Arte (02/03/2017) - Rafael, el genio que sólo vivió 37 años

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“A Picasso le gustaba decir que él a los 12 años dibujaba como Rafael y que luego necesitó toda la vida para aprender a pintar como un niño”, ha contado nuestro experto en arte. La frase es “muy buena, pero no es cierta porque nadie ha pintado como Rafael”. Para él, “la gracia que tenía a la hora de diseñar, la belleza de sus composiciones no ha sido igualado por nadie”. Y es que el arte de Rafael va más allá de la representación de la naturaleza, ampliando nuestra visión del mundo: “Sus pinturas son escenas que ofrecen ventanas a través de las cuales vemos un mundo que sigue las mismas leyes que el mundo natural pero que va más allá; es una naturaleza mejorada a través del talento del artista. A través de la inspiración ofrece una imagen de la naturaleza más perfecta”.

Fotogalería | Las &#039;Stanze&#039; de Rafael en el Vaticano, el sueño de Julio II
Fotogalería | Las 'Stanze' de Rafael en el Vaticano, el sueño de Julio II

<p>El artista 'urbinati' realizó estos frescos en el Palacio Apostólico del Vaticano dentro del programa 'Restauratio' del Papa Julio II, que quería recuperar para la Roma cristiana la imagen mítica y esplendorosa del Imperio Romano</p>

La obra de Miguel Ángel y de Rafael estuvo fuertemente ligada a la figura de un papa de gran temperamento – es conocido como ‘el Papa Guerrero’- y mayores pretensiones que era, por sus aires de grandeza, un perfecto mecenas: Julio II. Este Papa, cuyo nombre de nacimiento era Giuliano della Rovere, “quería recuperar para la Roma cristiana la imagen de grandeza de la Roma imperial”. Hasta el punto de que cuando escoge su nombre para el papado, no lo hace pensando en ningún padre de la iglesia o ningún santo: está pensando en Julio César. “Quiere que el papa sea un nuevo emperador y que Roma sea la capital del mundo cristiano como la Roma antigua era la capital del imperio”.

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Para ello, busca recuperar esa imagen de grandeza que tenían las obras de arte clásicas: “encargó a Bramante la construcción de la nueva basílica de San Pedro y le especificó que como mínimo quería que tuviese la grandeza de la basílica de Majencio y la solemnidad de la cúpula del Pantheon". A Rafael le encargó decorar sus nuevas dependencias en el Vaticano. Y es que Alejandro VI, el anterior papa Borgia, había hecho decorar todas las paredes de las habitaciones que los pontífices usaban como residencia hasta entonces con símbolos alusivos a su familia. Julio II, enemigo declarado del papa Borgia, no quería dormir bajo esas pinturas y decidió construir cuatro nuevas dependencias en el piso superior.

La primera estancia era la biblioteca del Papa, su estudio. “Nos ofrece la imagen de las cuatro cumbres del pensamiento humano: la teología, la filosofía, la poesía y la justicia”. La parte más interesante de la sala es la contraposición frente a frente de la teología y la filosofía. Este, sostiene Miquel del Pozo, era “un concepto importante para Julio II, concordiae opositum o concordia de los opuestos. Para él era igual de válido el mundo cristiano que el pagano”.

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El fresco de la teología está dividido en dos niveles: el terrenal (con obispos, cardenales, teólogos y estudiosos que parecen participar de una discusión sobre el misterio de la eucaristía) y el celestial, en el que aparece la Trinidad acompañada de santos y apóstoles. El de la filosofía es "la obra cumbre de un ideal". Rafael pinta a Platón, Aristóteles, Pitágoras, Averroes, Euclides, Ptolomeo, Sócrates, Epicuro, Diógenes, Heráclito... En el centro de la composición sitúa a Platón y Aristóteles, las dos grandes líneas del pensamiento humano. Resulta fascinante cómo el pintor “consigue expresar las dos grandes líneas de pensamiento de estos filósofos con el gesto de las dos manos”.

Era la estancia donde el Papa Julio II recibía a los emisarios extranjeros. Por lo tanto “tiene un claro mensaje político hacia quien se sienta delante del Papa”. Las cuatro pinturas “advertían que no atacaras a la Iglesia o al Papa”. ‘La expulsión de Heliodoro’ mandaba a los emisarios extranjeros el mensaje “Si intentáis robar las riquezas de la Iglesia, fracasaréis”. La moraleja de ‘La Liberación de Pedro’ era: “Si intentáis apresar o hacer daño al Papa, la intervención divina lo impedirá”. A continuación, ‘El encuentro de León I con Atila’ advertía, “si intentáis atacar nuestros divinos, la intervención divina lo impedirá”. Por último, ‘La misa de Bolsena’ lanza la advertencia “no deberías dudar de la fe, otros antes dudaron y Dios se manifestó”.

 
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