“Se decían que necesitaban 5 muertos más para cumplir la cuota”

Madrid

Luz Marina Bernal recorre el mundo con la foto de su hijo Leonardo colgada al cuello. Esta vez ha llegado al encuentro "Mujeres que transforman el mundo", que organiza el ayuntamiento de Segovia. "Para nadie es un secreto que mi hijo tenía 26 años de edad pero era un chico grande con mentalidad de niño. Adoraba a las personas negras porque decía que tenía amigos achocolatos". Leonardo era un chico de educación especial. Su desarrollo mental equivalía a los 8 años. No sabía leer, no sabía escribir... y tenía medio cuerpo paralizado. "¿Puede un chico así ser líder de una organización terrorista? No", sentencia su madre.

Leonardo desapareció de su casa de Ocaña Norte el 28 de enero de 2008. Luz Marina no llegó a verlo ese día porque había salido temprano con su marido y no le extrañó no ver a su hijo al regresar. "Él era muy sociable a pesar de su discapacidad y le gustaba ayudar a la comunidad. Cogió el teléfono y dijo "patroncito, ya voy para allá" y no volvimos a verlo nunca más...".

Comenzó en ese momento una larga búsqueda en solitario por clínicas, hospitales y casas de albergue. "Tomé la decisión de ir a Medicina Legal para ver las fotos de los chicos de desaparecían o se accidentaban. Era una satisfacción no ver la foto de mi hijo allí... hasta el 23 de septiembre", recuerda Luz Marina. Ese día le informan de la localización de Leonardo en una fosa común, calificado como "NN" (persona de grupo insurgente).

"Me entregan unos restos pero no estoy completamente segura que sea mi hijo. Aún continúo con la búsqueda de mi hijo y me pregunto cuántos años más necesito. Encontré a tres madres más que llevaban la foto de su hijo. Creía que era yo sola pero desafortunadamente no es así... Luego fuimos 11, después 16 y ahora 19..." relata esta madre líder de un movimiento que ha destapado uno de los mayores escándalos del Ejército Colombiano en su lucha contra las FARC. "Les ofrecen trabajos muy bien remunerados... se dejan convencer, los llevan a 20 horas de distancia y son asesinados, son indocumentados, los hacen pasar por NN (personas de grupos insurgentes) y organizan un combate falso.

Luz Marina explica que la trama de los falsos positivos en Colombia empieza a generarse con la "ministerial 029", una orden que emite el gobierno de Álvaro Uribe en el marco de la guerra contra las FARC. "Invita a los militares a presentar grandes resultados. Dentro de la ministerial coloca precios a cada uno de los guerrilleros que se den de baja", según esta madre de Soacha que optó al Premio Nobel de la Paz que finalmente se otorgó al presidente Santos.

Ciertamente, hay una correlación entre la emisión de esa ministerial y el comienzo de las desapariciones y ejecuciones de civiles que nada tenían que ver con la política ni el conflicto de su país. "Hay una presión interna a presentar resultados", explica Luz Marina. "Les obligaban a presentar resultados. El general Montoya decía que no se conformaba con litros de sangre sino que quería ríos de sangre y estadios llenos de muertos".

Víctor Práxedes Saavedra, director del departamento de proyectos de la Fundación Internacional Baltasar Garzón, señala la existencia de una trama de ejecuciones extrajudiciales que se cobró entre 4.000 y 5.000 víctimas con un pico en 2007 cuando se ejecutaban 3 civiles al día.

"Se incentiva a los militares a que midan su éxito sobre el número de bajas enemigas. Sin explicar cuál es el origen de esa baja y se castiga cuando hay fracasos operacionales. Se invita a ser lo más agresivo posible...", explica este jurista de la Fundación FIBGAR. Este experto apunta también al problema del estigma que sufren muchos familiares por tener a un familiar abatido como guerrillero.

"La comisión de la verdad tiene una gran oportunidad de analizar la pregunta última... si son casos aislados o es una práctica sistemática. es una deuda que se tiene hacia las víctimas y a la sociedad".