Adelgazar a Claudia Cardinale

Como siempre hay algo por ver y como siempre queda algún tonto por descubrir, alguien ha tenido la idea de darle ese photoshop a Claudia Cardinale, un photoshop al cuerpo veinteañero de una mujer que hoy tiene casi 80 años, y que hoy podrá ver en el festival de Cannes el efecto persuasivo del canon moderno. Es llamativo porque inaugura un género stanilista aplicado a la mujer en pasado. Ya sabemos que se pueden hacer desaparecer opositores soviéticos, se pueden hacer desaparecer curvas, se puede hacer de todo cuando uno vive en una dictadura perpetúa.

Más allá de lo que significa como símbolo Cardinale y lo que significa como símbolo el escultor divino en el que se ha convertido el photoshop, da un poco de miedo la libertad con la que se dice lo que tiene que ser y dejar de ser el cuerpo femenino. La intromisión de terceros no en los gustos del público como si fuesen dueños del patrón oro, sino en el gusto de la propia mujer, la necesidad gratuita de querer educarla físicamente, de querer entrenarla ante el espejo y el plato, y de querer, en definitiva, acomplejarla.