Suenan tambores de guerra

Suenan tambores de guerra. Y la culpa la tiene Gibraltar, el único territorio británico cuyos habitantes hablan peor inglés que Ana Botella.

Si bien muchos españoles ya están comprando pólvora, hay una serie de medidas que podríamos implementar primero. Para empezar, se podría dedicar una partida de los Presupuestos del Estado para dar cerveza gratis a los turistas ingleses. Según cálculos de Instituto Nacional de Estadística, esto provocaría una media de 20.000 comas etílicos a la hora. Con esta técnica la población británica se vería diezmada en solo mes y medio.

Otra estrategia consistiría en mover todas las piscinas de Magaluf, alejándolas de los balcones entre uno y dos metros. Esto, sin embargo, está prohibido por la Convención de Ginebra, ya que podría suponer un genocidio para la población británica.

En un duro editorial, el exdirector del periódico The Sun ha llamado a los españoles "follaburros". A mí, francamente, me parece una vergüenza que este señor se meta con nuestras aficiones. ¿Acaso los españoles criticamos el cricket que, obviamente, es mucho más aburrido? Además, son nuestros burros.

Mariano Rajoy ya ha anunciado que, en caso de ir a la guerra, esta tendrá que ser copago. Cada español deberá pagar de su bolsillo la mitad de cada bala que dispare.

Luis de Guindos, por su parte, aboga por una guerra austera. En este sentido, ha pedido a los soldados que, si ven que no van a darle a un inglés, no disparen. Para evitar que se abra fuego por encima de nuestras posibilidades, cada soldado español ira a la guerra con solo cinco balas. Una vez gastadas, el militar en cuestión deberá hacerse el muerto hasta nueva orden.