Armada Invencible

A Coruña

En la noticia de los de hoteles víctimas de denuncias falsas de turistas británicos por intoxicaciones alimentarias hay un fondo poético: la reacción española. Normalmente cuando los ingleses nos sacan el dinero a nostros nos toca poner la poesía. Ya desde la Armada Invencible, cuando ellos ganaron la batalla pero nosotros construimos un relato tan portentoso que nuestra Armada, gracias a esa histórica derrrota, pasó a la historia como Invencible.

Puede decirse que hay también un poco de decadencia cuando hemos pasado de que nos saquee Francis Drake que un puñado de bufetes de abogados buitre. Pero es probable que el montante del dinero sea más o menos el mismo. En lo que más noto el paso de los siglos es que ahora los que tienen problemas digestivos son ellos, aunque el resultado es el mismo: ganan. En el mar y en los despachos. Me gusta pensar que al menos los hoteles españoles están siendo víctimas de Saul Goodman, el abogado sin escrupulos de Breaking Bad.

Los hoteles españoles se han puesto a la defensiva y han tomado medidas. ¿En qué consisten esas medidas? En vigilar las toallas por si hay sangre y restos de vómito, en controlar el papel higiénico para saber si se está gastando con desmesura, y en hacer firmar a los clientes un papel conforme se diga que salen sanos del hotel. ¿Por qué es poético? Porque no tiene ninguna validez. Es un gesto de coquetería española, una forma de cubrirse las espaldas de forma puramente cosmética. Un movimiento sin resultado quizá para defenderse de problemas gástricos que no existen producidos por comida que no han servido. Cuantas menos cosas existen, más sube la indemnización.