¿Sólo nos preocupa la ultraderecha francesa?
La jornada electoral francesa se iba contando minuto a minuto en España en las mismas redes por las que circulaban las imágenes del féretro del exministro franquista Utrera Molina despedido por una banda de animosos fascistas que entonaban el Cara al sol
El exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón (i), yerno del fallecido José Utrera Molina, despide el féretro del que fuera ministro en la época franquista / JORGE ZAPATA (EFE)
Madrid
Europa ha respirado tranquila al confirmarse que el inesperado Macron puede impedir que la ultraderechista Marine Le Pen sea presidenta de la República Francesa. La jornada electoral se iba contando minuto a minuto en España en las mismas redes por las que circulaban las imágenes del féretro del exministro franquista Utrera Molina, portado entre otros por su yerno Ruiz Gallardón y despedido por una banda de animosos fascistas que entonaban el Cara al sol, dieron loas a Franco y a Jose Antonio y se desgañitaron con el “España Una Grande y Libre”.
Es una escena que se produce en el mismo país y en las mismas semanas en las que, por ejemplo, para cumplir con la Ley de Memoria se exhuma al doble golpista general Sanjurjo de Pamplona y se le entierra después con honor en el Panteón militar de los Heroes de Regulares de Melilla. Son fogonazos, y no los únicos, que demuestran que la ultraderecha sigue viva en nuestro país, no sabemos cuántos son porque están agazapados en formaciones políticas, sociales y religiosas de diversa índole y cuando finalmente se hacen visibles con desparpajo son tratados con una exquisita benevolencia que para sí quisieran algunos tuiteros.
