Cuando tu hijo se une a las filas del Estado Islámico
La periodista Alexandra Gil reúne en 'En el vientre de la yihad' el testimonio de ocho familias francesas y belgas cuyos hijos se radicalizaron y se marcharon a territorios controlados por el ISIS
Madrid
Sólo en el 2015, alrededor de 5.000 ciudadanos europeos habían abandonado sus países para unirse al autodenominado Estado Islámico. La mayoría jóvenes que de un día para otro abandonaron sus casas y sus familias. Sin despedidas ni explicaciones. ¿Qué pasa en el seno de estas familias cuando descubren que uno de sus miembros desaparece para abrazar la actividad yihadista? Sobre este fenómeno tan complejo profundiza En el Vientre de la Yihad, escrito por la periodista Alexandra Gil y recientemente publicado por la Editorial Debate. El libro recoge los testimonios de siete madres, un padre y una hermana que vivieron la radicalización de sus hijos o de un hermano, y que huyeron a territorios controlados por ISIS.
Cuanto tu hijo se une a las filas del Estado Islámico
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Las voces de este libro pertenecen a las familias de Maxime, Paul, Quentin, Pierre, Bertrand, Hamed, Nora y Marwan. Cuatro de estos jóvenes han muerto en atentados suicidas o bajo los bombardeos de la coalición, tres todavía viven en Siria o en Irak y uno cumple condena en Francia. Gil, redactora jefa adjunta de la revista francesa Afrique Magazine, partió de un primer reportaje con el testimonio de una madre: "La vi en televisión un día contando su historia. Dio una identidad falsa, de ella y de su hijo, porque entonces todavía seguía vivo. A los seis meses volví a verla y su hijo había muerto. Me puse en contacto con ella y me preguntó si iba a parar ahí o iba a ver a otras madres".
<p>Este miércoles nos preguntamos qué ocurre en el seno de las familias afectadas; qué pasa cuando un día descubres que tu hijo, o tu hija, o tu hermano, o tu primo, o tu sobrina está, por ejemplo, en Siria.</p>
Aceptar que sus hijos son terroristas y que incluso han muerto por la yihad es algo muy difícil de asimilar para ellas, ha relatado Gil. Muchas hacen frente a un luto oculto, por el miedo que tienen a que su entorno estigmatice a la familia. No es nada fácil para estas familias asumir que su hijo comulga con las ideas del DAESH. "No sienten que la falta de amor familiar haya llevad a sus hijos a hacer la yihad, pero se sienten culpables de no haberlo visto venir. Se sienten engañadas y sienten mucha rabia contra sus hijos, pero son sus hijos", ha detallado la periodista.
Existen denominadores comunes que explican por qué estos jóvenes se radicalizan, aunque se suela pensar que es algo que puede pasar en cualquier familia. "La yihad no entra en cualquier casa. Hay un perfil. Hay un 80% de jóvenes de segunda generación que no encuentran su sitio en Francia pese a haber nacido allí. Y un 20% de conversos, que proceden de minorías o de familias desfavorecidas", ha explicado Gil.
El proceso de radicalización tiene un denominador común. Todo yihadista, sea musulman de cuna o converso, reconocen en un momento de su vida un periodo anterior de ignorancia preislámica: "Toda la vida anterior es de pecado. Y a partir de ahí ven al Islam como una estructura psicológica que le permite tener una identidad, y esto es importante sobre todo en un país en el que ellos se sienten ciudadanos de segunda".