Toxo: "La clandestinidad me convirtió en un falsificador profesional"
El sindicalista dejará de dirigir CCOO en julio y repasa, al son de Labordeta o Serrat, más de cuatro décadas de activismo
Madrid
Cuando era joven, Ignacio Fernández Toxo (El Ferrol, 1952) invitó al grupo Voces Ceibes, representantes de la nueva canción gallega, a dar un concierto en la sala en la que se reunía con sus amigos. Antes de que empezara el concierto, la policía llamó a la puerta. Ese sería uno de los primeros desencuentros entre el sindicalista y la maquinaria del Estado franquista. Como la manifestación del 10 de marzo de 1972, en los astilleros Bazán, donde trabajaba, y en la que murieron los trabajadores Amador Rey y Daniel Niebla, y en la que él fue encarcelado.
Toxo: 'Envidio mucho a Portugal'
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Al son de Serrat o George Brassens, el actual secretario general de CCOO ha contado cómo escapó de prisión: engañó al director de la cárcel para que le dejara salir a la puerta una hora antes de que allí fuera a recoger la policía para llevarle, de nuevo, ante los jueces. En su lugar, y desde un 600 en marcha, le esperaban su mujer y su hermana. Fernández Toxo viajó por toda España, Francia y hasta Suiza, entre otras cosas, gracias a la documentación falsa que él mismo había fabricado. Ángel Luna, se llamaba por aquel entonces.
Ya en democracia, y acompañado de su familia, Fernández Toxo se trasladó al Madrid de Sabina, donde se integró en la estructura de su sindicato. Al principio, al frente de la federación de la metalurgia. En 2008, le arrebató el liderazgo de la organización a José María Fidalgo. Hoy, tras más de ocho años en el cargo, lo deja. Bajo el mandato de Fernández Toxo han ocurrido tres huelgas generales, el cierre de las plantas de Coca Cola, la marcha de los mineros de Asturias y el reciente conflicto de la estiba. Escuchando el Grândola vila morena, el himno de la Revolución de los Claveles compuesto por Zeca Afonso, el electricista ha reconocido que envidia lo que hoy ocurre en Portugal, gobernada por una alianza de izquierdas.
Quien entrara a trabajar, como aprendiz, a los 14 años, también ha convivido, ya como dirigente, con el 15M y con la llegada de discursos, como en el caso de las limpiadoras de hoteles, que animan a los trabajadores a organizarse más allá de los sindicatoss. "Hay que dejar paso a quienes no crecieron en la dictadura", reflexionó, al anunciar que dejaría de dirigir el sindicato. Lo cuenta al son del Canto a la libertad. Labordeta coincidió con él en ese sindicato al que, hoy, se llama tradicional.